Después del beso Minji no dijo mucho, nada en realidad. Solo le había sonreído a medias para Haerin, la tomó de la mano y la encaminó a su casa. Para la menor estuvo bien, ese era un pequeño gran avance, sabe que tampoco Minji va a estar besándola a cada rato. La alfa necesitaba acostumbrarse a la idea de que eran alfa y omega.
Para el miércoles, Minji estaba más pegajosa que nunca. En el receso se pasaba con la cabeza enterrada en su cuello, olfateando. Gruñía cada vez que alguien le hablaba a la más baja, no importaba si era beta o un omega como ella. Haerin no se quejaba, por ella estaba perfecto así.
Ahora están sentadas en las mesas de la cafetería, Hyein también está, porque dijo ahora eran sus nuevas amigas. Minji no la soportaba, ella era la que más le hablaba a Haerin y la estaba provocando.
—Ehh, Minji —Haerin acaricia la mejilla de la alfa, llamando su atención, solo hace que la azabache ronronee—. ¿Puedes ir a comprarme una malteada?
—Que vaya Hyein —aspira fuerte.
—Pero no creo que quieras que otra alfa me compre cosas...
—Está bien —molesta de tener que dejar el calor de la omega, se para, yendo a la caja.
Haerin voltea hacia Danielle, alzando su ceja.
—Es su celo —dice obvia—. Se está acercando y necesita olerte para que a la hora de, ya sabes, hacerlo, su alfa te reconozca y no te haga daño.
—Oh —asiente en comprensión—. ¿Crees que Minji lo quiera pasar conmigo? ¿O llamará a alguien?
—Pienso que primero te dirá que no porque tendrá miedo de lastimarte. Pero si tú quieres pasarlo con ella y la convences de que no te hará nada... tal vez lo logres.
—Y si no pasa, ¿llamará a alguien?
Danielle niega.
—No lo creo —come un chocolate, de esos que Minji le regaló a Haerin, y la pelinegra le da un manotazo—. Su alfa se volvería loca de oler a otro omega que no seas tú. Así que, si no eres tú, no es nadie.
Danielle termina de comer el chocolate y a Hae ya no le importa. Muerde sus uñas, pensando. Que Minji no llame a nadie más la calmaba un poco, pero sabiendo el dolor que iba a sufrir, la alteraba de nuevo. Tenía que convencerla.
—Toma —la azabache asienta la malteada de vainilla en la mesa, sentándose a su lado y poniendo su cabeza sobre su hombro.
—Gracias, Minji. ¿Cómo sabías que esta es mi favorita?
La más alta gruñe.
—Era la única que había.
Haerin se ríe por lo bajo, sabía que era muy bueno para ser verdad.
***
Empaca sus pantalones nuevos en su mochila, esos que tienen el elástico. Y también unas cuantas camisas y suéteres más.
—Estoy lista, mamá —grita, bajando las escaleras.
Su madre está en la sala, leyendo una revista de chismes. Cuando la ve, sonríe y se acerca para besar su mejilla.
—Mi bebé está creciendo.
—Gracias, má. Yo-
—No tú, Haerin —pone las manos sobre el vientre de la pelinegra—. Este bebé.
Ella rueda los ojos.
—Tranquila, Hae. Tú siempre vas a ser mi bebé número uno —ayuda a su hija con las cosas que carga—. Vamos, tengo que llevarte.
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VEN AQUÍ, Y ÁMAME, catnipz
RomanceVAYÁ | A sus diecinueve años, Haerin debería estar apoyando a su banda favorita, yendo a centros comerciales a mirar la ropa de temporada que ha llegado, o estar juntando dinero para su graduación de preparatoria. Pero no, a sus cortos -o largos- di...