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Hyiseo acomoda su blusa para que su escote luciera más. Arregla su cabello -lo alisó hoy por la mañana- frente al pequeño espejo que tiene dentro de su casillero. Se aplica brillo labial por último y cierra la puerta, dirigiéndose a donde está cierta alfa azabache, acomodando sus cosas.

—Hola, Minji —Hyiseo pasa sus manos por sus pantalones ceñidos y sonríe.

La azabache la mira, pasando su vista por todos su cuerpo, luego parpadea un par de veces y vuelve a su tarea de ordenar sus libros. Su rostro es neutro, sin ninguna expresión especial, pero su mandíbula está apretada fuertemente.

—Mi celo se acerca... y me preguntaba si-

—No —cierra su casillero, poniéndose la mochila sobre el hombro.

—Pero-

—Muévete, necesito resolver algo —habla grueso y Hyiseo, asustada, se hace a un lado.

Minji camina, con humo saliendo de sus orejas, gruñe internamente cuando su alfa también lo hace, celosa ante la escena frente a sus ojos. Haerin está abrazando a Hyein, ella desconocía la razón, no la quiere conocer. Pero lo que sí quiere es que suelten en este mismo instante.

—¡Minji! —Haerin chilla cuando es halada hacia atrás. La reconoce por su olor y brutalidad.

—Mierda, Minji, puedes lastimarla así, o al bebé —su prima dice, alarmada.

—Nunca le haría daño a mi cachorro —olfatea el cabello de Haerin, lo más discreta que puede.

En los últimos días su olor se había intensificado, volviéndose más dulce y adictivo. Era eso o que cada vez su celo estaba más cerca.

—Como digas —la omega se aparta, arreglando su cabello—. Estaba hablando con Hyein de su cumpleaños.

—Haré una fiesta, el viernes de la próxima semana, daré invitaciones y eso.

—¿Por qué te abrazaba?

—Porque quise —cruza sus brazos, desafiante. En realidad parecía más una gatita rogando por caricias que algo intimidante.

—Ajá, sí, vamos, Haerin —Minji toma la mano de la pelinegra, comenzando a caminar.

—¡Nos vemos después, Hyein, para la asesoría! —le grita, siendo arrastrada por el pasillo—. Me lastimas el brazo —se suelta del agarre fuerte de la alfa.

—Lo siento.

—Eres muy brusca, no quiero que seas así con el bebé.

—No lo seré.

Haerin hace un ruido, no muy segura.

—¿Por qué te molesta verme con tu prima? Es mi amiga —soba su brazo.

—Porque no me gusta.

—Pero no es-

—Me pone celosa, ¿ya? —revela, con los ojos oscurecidos.

—No tienes por qué. Tú misma dijiste que no soy tu omega, entonces yo tengo que buscar un alfa.

—No buscarás ningún alfa.

—Entonces... ¿soy tu omega? ㅡpregunta, esperanzada.

—No. Pero no lo harás al menos hasta que el bebé no haya nacido.

—Okay —juega con el borde del suéter de la más alta, ese que era su favorito y le dio en su casa.

Kim aclara su garganta, cambiando de tema.

—Quería pedirte que-

—¿Vaya al baile contigo?

—¿Qué? No. Quería pedirte que me acompañaras a la feria del pastel que llegó.

VEN AQUÍ, Y ÁMAME, catnipzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora