La caída de Roo

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Roo siguió su camino hasta la oficina de Dios.

Al entrar vio una escena que a algunos les daría ternura, pero a ella la enfureció.

Pues Dios estaba terminando de amamantar a Lucifer, el cual reía mientras comía, Roo quería atacar, pero se detuvo un momento.

Dios al darse cuenta de la presencia de Roo, despegó a Lucifer de su pecho y lo abrazo protectoramente "Que estás haciendo Roo?"

Roo solo podía ver a su pequeño bebé mover sus piernas pataleando, aún reconocía su voz, y eso la alivió "Vengo por lo que es mío, dame a mi hijo y dejame matarte, es fácil o sino... Enfrenta las consecuencias"

Señaló a Dios con su bastón, el cual poco a poco se fue transformando en una filosa espada negra con toques plateados.

"Fácil? Llegaste al límite Roo, si pelea quieres, pelea tendrás" se paró y vio directo a los ojos de Roo.

La puerta fue abierta, seguido de ellos una espada hirió a Roo en la mejilla, Miguel había entrado junto a sus hermanos y Galim, decididos a defender a Dios y a Lucifer.

La mejilla de Roo sanó en pocos segundos, pero los ataques siguieron y siguieron, uno tras otro, los hechizos de Galim eran fuertes, no lo iba a negar, y esos niños de juguete sabía usar bien esas armas.

Pero no era suficiente....

Con un movimiento los hermanos Morningstar salieron volando, estrellándose en la pared y cayendo al suelo, sin embargo se levantaron de inmediato.

Roo dirigió su vista hacia Dios, el cual ya no tenía a Lucifer en sus brazos, ahora era Galim quien tenía a su bebé y estaba atravesando un portal "Detente!" Intento detenerlo Pero Dios con una espada dorada le hizo un corte en la cara, dejando una enorme cicatriz desde su ojo a su boca.

Los hermanos Morningstar estaban a un lado de su padre, dispuestos a pelear, sin embargo, fuera de la oficina había un caos, los diablillos y ángeles muertos y poseidos peleaban y mataban a los ángeles que estaban fuera.

"Vayan y protejan a los demás, yo me encargo de ella" dijo Dios cambiando su expresión a una más seria, sus ojos se volvieron de un azul claro, Miles de ojos aparecieron por un momento alrededor de él y después desaparecieron.

"Ya te pusiste serio eh?" Lamió la sangre que aún caía por su rostro y se abalanzó hacia Dios "Que comience el juego!"

Sus hijos habían salido de la oficina, comenzaron a pelear sin mucho problemas con esos diablillos, eran fuertes, por algo eran los ángeles primordiales, Miguel tenía un gran talento con la espada, y en poco tiempo ya habia organizado un ejército para pelear.

Mientras tanto en una habitación alejada de todo, Galim calmaba los llantos del bebé, pues se había puesto a llorar al ver a sus padres pelear y herirse "ya, ya, pequeño, todo estará bien"

Los diablillos comenzaron a buscar alguna señal de Lucifer, Roo no se iba a ir de allí sin su hijo.

En la oficina, la pelea seguía, los sonidos metálicos de las espadas eran lo único que se escuchaba "hiciste bien al alejar a Luzbel de esto, no quiero que se traume por ver a su papá muerto" logró hacer un corte en el brazo de Dios, bebiendo la sangre que salpicó.

"Cuando consiga tu poder.... Por fin, todos sabrán de lo que soy capaz!" Dijo atacando nuevamente, Dios esquivaba y bloqueaba, la pelea hacia temblar el cielo entero.

Pasó un buen rato hasta que Galim escucho la puerta ser abierta a la fuerza, vio a millones de ángeles muertos y poseidos, también a los diablillos que llevaban armas afiladas y mostraban sus dientes aún con sangre angelical.

Ángeles Guardianes (continuación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora