Jeon miró la hora en la pantalla, eran las 2:55 AM, el permanecía solo en el centro de comando, las luces tenues del panel de control iluminaban su rostro, proyectando sombras duras en sus facciones.
Las pantallas mostraban el panorama del complejo agricola, ya tranquilo tras el caos que los infectados habían traído hace apenas unas horas, la situación estaba bajo control, por ahora. El constante zumbido de los sistemas y el leve parpadeo de los monitores eran los únicos sonidos en la vasta sala vacía.
Pero Jeon no podía relajarse. No era la primera vez que enfrentaba el peligro, ni sería la última, lo que le quitaba el sueño esa noche no eran los infectados o los riesgos del exterior. Era él.
Park Jimin.
El chico que había dejado en su casa, era alguien a quien apenas conocía desde hace un par de días, cuando lo rescató de ese infectado, el chico para el a pesar de que intentó investigar lo mejor que pudo, seguía siendo un misterio, pero algo en su fragilidad y dolor lo había tocado de una manera que Jeon no lograba comprender.
Jeon había visto a muchos hombres y mujeres quebrarse por el peso de la constante de batalla de la humanidad por mantenerse de pie, por la pérdida, por la desesperanza, pero con Jimin había sido diferente.
Con un suspiro recordó la manera en que el chico se había derrumbado frente a él, cómo sus lágrimas habían empapado su camiseta cuando lo abrazó sin pensarlo dos veces, vulnerable, perdido.
Jeon que estaba acostumbrado a la rigidez de sus decisiones y la distancia emocional, se había encontrado a sí mismo sin poder contenerse, sosteniéndolo entre sus brazos, como si su única misión en ese momento fuera consolarlo.
No entendía por qué, no era usual en él, y más preocupante aún, no era seguro.
Las alarmas internas no dejaban de sonar en su cabeza, su mente le decía desde el primer momento en que Jimin apareció corriendo intentando huir de ese infectado, que algo no estaba bien con el.Las sospechas de una posible infección rondaban sus pensamientos, había algo en sus ojos, algo que no cuadraba, ese color inusual, aunque tal vez era miedo, tal vez algo más.
Pero, ¿por qué no podía alejarse? ¿Por qué esa sospecha no lo frenaba, sino que lo atraía aún más hacia él?
"Debes mantener la cabeza fría, Jeon", se dijo a si mismo en silencio, apretando los puños sobre la mesa de mando. Pero su mente no obedecía. Volvía una y otra vez a la misma imagen: Jimin, llorando en sus brazos, completamente solo, completamente roto.
Algo estaba mal, y Jeon lo sabía. Nada de esto era habitual en él, nunca había sido el tipo de hombre que se dejaba arrastrar por las emociones, mucho menos por alguien que apenas conocía, alguien que podía ser un peligro.
Sin embargo, ahí estaba, despierto a las tres de la madrugada, incapaz de despejar su mente del chico en su casa.
Quizás mañana sería diferente. Quizás Jimin solo necesitaba tiempo para recuperarse de todo shock que vivió en tan poco tiempo. O quizás... Jeon no quería ni pensar en la otra posibilidad.
El comandante se movio un poco en su silla, estirando sus músculos cansados, sintiendo el peso de la noche en sus hombros.
Afuera, la situación parecía controlada, pero dentro de él, todo estaba fuera de control, eso lo asustaba más que cualquier infección.
De repente, la puerta se abrió y Changbin, el especialista en municiones, entró apresuradamente, su expresión reflejaba una mezcla de cansancio y preocupación.
—Señor, tenemos que hablar, es grave—
El comandante Jeon levantó la mirada de las pantallas y se giró hacia su subordinado, notando la seriedad en su voz.
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Star Dust ♡KookMin♡
FanfictionEn un mundo devastado por simbiontes que transforman a los humanos en criaturas violentas, Jeon Jungkook, comandante del escuadrón de exterminación Cerbero, encuentra a Park Jimin, un joven frágil, inocente y demasiado tierno. Lo que Jungkook no s...