GoUta Thoughts | Jujutsu Kaisen

🎀 40 🧿

Utahime recogió las cenizas de Satoru.

Ella no quería estar en su funeral y tampoco se acercó a verlo durante la vela, con la caja descubierta y su cuerpo preparado para la incineración. Ella no quería tener la imagen de él tan quieto y con tan poca vida por el resto de su vida. Y tampoco hubiera recogido sus cenizas si ella hubiera tenido otra opción.

Sino era ella sería Megumi. Y él ya tenía suficiente carga sobre sus hombros como para recoger los huesos de su mentor. Entonces sería Itadori, pero el chico ya había recogido las cenizas de alguien que amaba en el pasado y era demasiado cruel poner a hacerlo de nuevo cuando todavía tenía las cenizas de su hermano entre sus uñas. Entonces podría ser Shoko, Utahime la había visto parada junto a la ataúd de Gojo durante demasiado tiempo, fumando un cigarrillo que nunca se agotaba, con una expresión pétrea que no decía nada. Se preguntó cuánto tiempo soportaría más antes de dejar de sentir nada en lo absoluto.

Entonces eso dejaba a Yuuta.

Utahime no quería pensar en lo absoluto en lo que el niño que había usado por última vez el cuerpo de su maestro podría sentir ante sus cenizas.

Ijichi había dicho que no tenía el valor ni el estómago para hacerlo, sus manos temblando por la fuerza de mantenerse unido.

Entonces, por supuesto, había quedado ella. Que por alguna razón, era la cúspide de la tranquilidad, aunque ella no se sentía en lo absoluto tranquila. Ella no sentía nada excepto que todo era como un ruido sordo, sintiéndose como extraña en su propio cuerpo, escuchando claramente la voz de Gojo como si él no se hubiera ido.

Su urna era pequeña y antigua, y la odiaba. Gojo Satoru había sido un hombre tan alto, tan ancho, tan ruidoso y que siempre abarcaba mucho más espacio del necesario, y ahora estaba reducido a un silencioso artefacto que cabía debajo de su brazo. Odiaba cómo se sentía tan liviano y compararlo con el esfuerzo que ella hacía cuando trataba de sostener todo su cuerpo en vida.