Capitulo 25 - La Boda Negra (Parte I),

202 23 0
                                    

A Rhaenyra no le gustaba esperar.

Sabía por qué tenía que esperar a Naruto, por supuesto. Formaba parte del plan que había ideado su padre, pero eso no lo hacía menos incómodo, sobre todo con tanta gente observándola. Se sentía como un dragón enjaulado bajo sus miradas curiosas y no le gustaba nada.

Esta noche llevaba un vestido nuevo que no le hacía ninguna gracia. Era un atrevido diseño con los hombros descubiertos, de tela negra y ébano sobre ámbar con escamas cosidas. En la penumbra, las escamas parecían ondularse con cada movimiento. Era un diseño muy intrincado, mucho más que su antiguo vestido blanco.

Llevaba el pelo recogido en trenzas aún más complejas, atadas con rubíes y cristales oscuros. No sabía cómo se llamaban, pero eran impresionantes. Tan impresionantes que tuvo que tener cuidado de no estropear todo el trabajo que le había costado preparar aquel atuendo.

Pero a pesar de su grandeza, no disimulaba sus nervios.

Así que se sentó en la mesa alta, observando la llegada de los invitados. Suponía que eran sus invitados al banquete nupcial. Era a ella a quien todos miraban esta noche. Eso la hizo retorcerse en su asiento, pero en el buen sentido.

En cierto modo, había conseguido todo lo que siempre había deseado. Todos sus planes habían salido a la perfección, sin ningún contratiempo. Al final de la noche, tendría lo que quería. Algunos dirán incluso que las cosas van demasiado bien. Mi madre siempre decía que la arrogancia es peligrosa. Cuando estás en tu punto más alto es cuando eres más vulnerable. Me preocupa lo que el destino me exija por esto. Seguro que hay que pagar un precio por tan dulce fortuna.

Pero los que más le importaban aún no estaban allí.

Naruto y Alicent llegaban tarde, lo que significaba que debían de estar tramando algo...

Su madre le dio un codazo para llamar su atención. "No te muevas. Te estropearás el vestido".

Rhaenya le dirigió una mirada que decía que estaba radiante.
"No me estoy moviendo", dijo.

"Querida hija", dijo Aemma con una sonrisa, "parece que quieras arrancarte el vestido y apuñalar a alguien".

Claro que sí; ¡apenas podía moverse con aquel atuendo tan llamativo! Y pensar que éste ni siquiera sería el último vestido que llevaría esta noche...

Soltó un suspiro y volvió a mirar a los que estaban debajo de ellos.

Habían organizado un auténtico festín en la sala del trono, con una enorme mesa dispuesta frente a la escalinata que conducía al Trono de Hierro. También había unas llamativas coronas oscuras colgando del techo. El fuego ardía en unas sencillas arañas de hierro negro situadas encima, proyectando sombras en movimiento por la sala como la pantomima de una obra de teatro. Desde la mesa central tenía una gran vista de todo. A ambos lados de los pilares de la sala del trono se veían cuatro grandes mesas y otras más dispuestas hacia las paredes. Asimismo, los invitados de mayor importancia estaban sentados más cerca de la mesa principal, y Ser Harrold anunciaba a todos los que entraban.

Echó un rápido vistazo a los invitados, para calmar sus nervios.

Ser Criston no estaba a la cabeza de la mesa esta noche. Era curioso y acogedor, pero no quería verle ni hablar con él precisamente esta noche. No se habían dirigido la palabra desde su último altercado en el jardín. Él percibió su mirada y la fulminó con la mirada, por lo que ella apartó rápidamente la vista y miró a otra parte.

Aún no hay rastro de los Velaryon.

Y los Hightower tampoco estaban allí.

Del mismo modo, el grupo del Valle aún no había llegado.

Naruto - ZorrofuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora