CAPÍTULO 2: "Tranquilo, no diré le nada"

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Alex

Acabo de marcar un gol y la euforia me corre por las venas.

Voy hacia mis compañeros corriendo y celebro el gol junto a ellos. Me giro al banquillo, donde veo a mi entrenador sonreír y sacar los dos pulgares en forma de aprobación. Le sonrío de vuelta y vuelvo a mi posición, delantero izquierdo.

El balón vuelve a rodar por el césped y me concentro en seguirlo con la mirada mientras corro, pero también sigo los pasos de mis compañeros.

Cuando el balón cae en los pies del otro equipo, acelero mi velocidad. Se están acercando demasiado a la portería. Maldigo para mis adentros. Antes de que puedan hacer nada más, Danny le regatea a uno y logra quitarle el balón. Me lo pasa a mí, que estoy relativamente cerca y empiezo a correr lo más rápido que puedo hacia la portería contraria.

Mis compañeros siguen mis pasos, y le paso el balón a Kendrick, que es el que más cerca está de la portería. Tiene el tiro un poco difícil, pero espero que pueda marcarlo. Chuta el balón, pero este no entra en la portería. Intento mantener la calma, ya queda poco para que termine el partido.

Vamos uno a cero para mi equipo, ahora hay que intentar mantener el balón y defender la portería. El balón ya va casi por mitad del campo, lo llevan los del equipo contrario. Ben, intenta quitarle el balón, y el otro, le da un empujón que lo tira al suelo. Nada más ver esto, me cabreo y voy directo hacia donde están.

-¿Eres gilipollas o qué te pasa?- le digo al que lo ha empujado, mientras me tapo la boca con la mano para que las cámaras no puedan leerme los labios.

Danny está detrás mío, y me está echando para atrás intentando calmarme. El árbitro se acerca.

-Eso es falta- digo enfadado cuando no la pita.

El árbitro me mira con mala cara y me entran ganas de reventársela. Al menos, pita la falta y le saca amarilla. Los del otro equipo se quejan e intento mantenerme relajado.

El balón vuelve a rodar por el verde césped. Quedan diez minutos de partido. En un momento, Matthew le da una asistencia a Kendrick y este chuta a portería y marca un gol.

La gente en las gradas se levanta y canta el gol, eufóricos. Corro hacia mi compañero y me tiro casi encima suya, mientras le revoleo el pelo. Los demás se unen también a la celebración.

Cuando volvemos a empezar a jugar, solo quedan dos minutos más otros dos de descuento. Solo hay que aguantar cuatro minutos más. En esos minutos, el otro equipo tiene una ocasión pero Chris, el portero de mi equipo, hace un paradón. Cuando por fin escucho el pitido que indica el fin del partido sonrío a una cámara que se me acerca.

Luego de un rato, me voy con el equipo al vestuario. Cuando llegamos, empezamos a aporrear las taquillas y a saltar, mientras nos quitamos la ropa para ducharnos para la cena. Ponemos música, eufóricos. Este partido es importante para todos, pero sobre todo para los más jóvenes del equipo, que somos Danny, Matthew y yo. Antes de entrar en la ducha, los felicito y ellos a mí también.

Al salir de la ducha me cambio de ropa. La cena, dentro de lo que cabe, es informal, por lo cual me pongo una camiseta estrecha azul oscura de manga larga y con cuello vuelto y unos pantalones de pinza blancos. Me meto por dentro del pantalón la camiseta. Me peino un poco las ondas de mi pelo, luego me echo un perfume. También me pongo un aro fino de plata en la oreja derecha, en el hueco del piercing. Me lo hice hace tres años, pero aún lo sigo teniendo.

La mayoría del equipo ya se ha preparado, así que en el vestuario solo quedamos Danny y yo.

-En la cena nos van a separar por adultos y jóvenes, ¿te has enterado?- me dice mientras se peina su pelo rubio.

Más que enemigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora