Grace
Ya ha pasado un mes y medio desde lo de Matthew.
Las cosas no han ni mejorado ni empeorado, solo he aprendido a vivir con eso yo sola.
He aprendido a fingir delante de mis amigos y familia que todo está bien y que no me ha pasado nada, como si no estuviera totalmente sumergida en un oscuro pozo sin fondo. He aprendido a vivir con eso en mi cabeza todo el día y aún así fingir que estoy genial. Es triste, pero es lo que he decidido hacer.
Matthew no ha vuelto a acercarse a mí. No me ha vuelto a hablar, menos mal, aunque sigue siendo muy difícil verlo todos los días en clase. Betty se dio cuenta de esto y me preguntó que qué había pasado y me inventé que le dejé claros mis sentimientos y decidimos que eso era lo mejor para ambos; distanciarnos. Es una mentira, pero me hubiera gustado que no lo fuera.
Las marcas de mi piel aún no han desaparecido, y no sé si algún día lo harán, al menos no de mi cabeza. Y es doloroso pensar que esas marcas tal vez vayan a estar siempre ahí y me recordarán lo que pasó. Ojalá pudiera borrarlo de mi cabeza. Finjo que estoy bien, pero todas las noches antes de acostarme esos recuerdos vienen a mi mente, igual que cada vez que alguien intenta tocarme. Esto último ya no se lo permito a nadie. Aunque no lo hago tan descaradamente como suena. Con Betty no hay problema porque nunca hemos sido de abrazarnos ni nada de esas cosas, con mi hermano casi nunca me abrazo, y bueno con mis padres sí, pero porque son mis padres. A excepción de estas cuatro personas, nadie puede tocarme. Evidentemente no les he dicho: no me toquéis, pero si lo intentan, me alejo disimuladamente. Tal vez es una tontería, pero cada vez que alguien intenta tener un mínimo contacto físico conmigo, esos recuerdos me invaden y mis ojos se cristalizan.
Respecto a Alex, no hemos vuelto a hablar desde la tarde que vino a mi casa el día que pasó lo de Matthew. Ambos cumplimos con lo que dijimos: no volvernos a acercar al otro. Y así está siendo. No hemos hablado, no nos hemos visto (cosa que agradezco) y ni siquiera nos hemos cruzado por las mañanas. No puedo decir que no he oído hablar de él porque es el mejor amigo de mi hermano, así que me he enterado de cosas como que ahora tiene novia.
Tatiana, creo que se llamaba. Llevan saliendo unas cuantas semanas y por lo visto van en serio, aunque no sé el concepto de "en serio" que Alex tiene, aunque de todas formas, no quiero saberlo.
Me da pena por la chica, lo que tiene que aguantar. Yo no lo aguanto ni como persona, ¿lo iba a aguantar de novio? Ni loca, ni muerta, ni viva. El simple hecho de pensar en ello me da escalofríos.
Su ausencia es rara, pero se siente bien. No tener que soportarlo es una maravilla. Me gusta que sea orgulloso, porque así puedo asegurarme de que nunca va a volver a hablarme, al menos no él primero, pero como yo no lo voy a hacer tampoco, pues perfecto. No hablar con él se siente...bien.
Es viernes y estoy sentada en el escritorio haciendo los deberes, bueno, más bien intentándolo. Llevo una hora para hacer los malditos ejercicios y me estoy empezando a estresar, cuando mi madre me llama desde la cocina. Me levanto del escritorio y bajo a la cocina.
-Dime, mamá- digo al llegar a la cocina.
-Me acaba de llamar Elizabeth- nada más escuchar su nombre sé que no me va a dar buenas noticias, al menos no para mí. Elizabeth es la madre de Alex- y me ha dicho de ir a cenar hoy a su casa.
Lo que decía, malas noticias para mí. Joder, ya decía yo que la racha estaba durando demasiado.
-¿Hoy?- le pregunto sorprendida por la poca antelación con la que nos han avisado.
-Sí, claro- me dice.
-Mamá...-voy a protestar, pero me interrumpe.
-Vas a venir. Hace mucho tiempo que no te ven- me dice con cara apenada. Me da pena por mi madre y también por Elizabeth, así que acepto solo por ellas. Y por Chloe, esa niña es monísima, al contrario que su estúpido hermano.
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Más que enemigos
RomanceÉl es futbolista de la élite. Ella sueña con recorrer el mundo con sus canciones y fotografiarlo todo. Él es el mejor amigo de su hermano mayor. Ella la hermana pequeña de su mejor amigo. Se odian. No se soportan. No pueden ni verse. ¿Pero qué pa...