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Ya era casi la hora de salida, pero Katsuki seguía revisando los papeles que Izuku, su superior, le había enviado.

Y hablando del susodicho, justo iba entrando a su oficina.

--Hola Kacchan. ¿Puedo sentarme junto a ti? -dijo pidiendo permiso al Omega, pues la última vez que no lo hizo este se molestó mucho hasta casi atacarlo sin importarle las consecuencias y jugándose su puesto.

Katsuki es un Omega un tanto rebelde y fuera de lo común con un aroma hipnótico.

--Ok. -contesto sin darle mucha importancia.

Al sentarse estuvieron hablando del trabajo hasta que el rubio bajo la guardia y dejo salir un mínimo de sus feromonas que hicieron que automáticamente el alfa a su lado se ponga duro y comience a verlo como que si fuese una presa y al notar el bulto en su pantalón se sonrojo antes de ver a otro lado y garraspear.

--Ehh... Hagamos como que "eso" no paso. -dijo el rubio acomodándose los lentes.

--Es raro poder oler tu exquisito aroma -dijo acercandose al otro, quien se puso incómodo.

--Comportese por favor y mantenga su distancia.

--Vamos Kats, al menos date el gusto de sentirla -tomó la mano del rubio quien miraba nervioso y con el seño ligeramente fruncido.-Ahh... vamos, apretalo y juega con él.

Katsuki no quería, pero un pequeño tic hizo que apriete un poco ese miembro que se escondía en aquel pantalón.

--No -dijo con la cara roja hasta las orejas y tratando de alejar su mano, pero no pudo por la fuerza del agarré de su jefe- Deku... Ya me tengo que ir, Suéltame.

--Sabes muy bien que tú siempre has llamado mi atención así como yo la tuya.

--Estas loco. ¡Ya largate!

--¿Cómo? -dijo soltando al rubio, quien se alejó un poco antes de que pudiera soltar un poco más de sus feromonas y lubrique como siempre su jefe a logrado.

--Le pido que se retire del despacho que USTED me asignó. -se corrigió al ver los brillantes ojos de su jefe.

--Bien -dijo parándose y saliendo- Pero se que en algún momento vas a caer. Omega.

Esperó unos minutos a que el pecoso estuviera a una distancia prudente para comenzar a esparcir feromonas a lo loco.

Aquel alfa, su jefe, su maldito jefe siempre hace lo mismo. Lo tienta para tenerlo a él también entre sus brazos, poder saciar sus deseos con su cuerpo que reaccionaba inconscientemente a él.

--Idiota de mierda! -dijo sacándose sus lentes y tirandolos por algún lado de su oficina- Por tu culpa siempre tengo que llevar mis supresores.

Saco de su bolsillo una tableta de pastillas para gruñir al ver que tan solo le quedaban dos.

--Ese hijo puta ha venido más de lo usual.

Luego de tomar su medicina guardo sus cosas y se dispuso a salir, pero el olor de un Alfa lo hizo detenerse antes de cruzar el marco de la puerta.

Izuku había vuelto por unos papeles y al percatarse de las dulces feromonas de Katsuki solo dejo salir sus propias feromonas para intentar atraparlo esta vez.

El Omega se arrepentía de no traer más medicina, por que está vez entraría en celo y su instinto permitiría que el pecoso juegue con su cuerpo así como siempre lo deseó.

Ese alfa es MÍO (DkBk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora