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Mis padres finalmente se habían ido, solté un gran suspiro de alivio y corrí hasta mi habitación, tomé una mochila, guardé ropa y demás cosas que necesitaría. Sé que puedo irme tranquilo, pero no voy a arriesgarme a que mis padres regresen y me encuentren a punto de escapar. Odio tener que mentir para poder ver a Jungkook, pero si ellos se enteraran, es seguro que se opondrían a nuestra relación.
¿Que como empezó todo esto?
Bueno, mi mayor deseo siempre había sido hacerme un tatuaje, pero mis padres no me lo permitían, por eso cuando cumplí los 18 años, tome la decisión de hacerlo sin decirle a nadie. Ya saben lo que dicen, es mejor pedir perdón que pedir permiso.
Fue así como llegue Golden y me encontré con ese guapo tatuador que llamo mi atención desde ese momento. Se presento como Jeon Jungkook, el dueño del lugar, él hizo mi primer tatuaje y ni siquiera la pequeña, casi insignificante diferencia de edad, evitó que le pidiera su número con toda la intención de ser más que amigos.
Yo tenía dieciocho, y él casi veinticuatro, era más que legal.
Cuatro meses después de citas y llamadas todos los días, me pidió de la forma mas linda que fuera su novio. Claramente acepté y desde entonces han pasado casi dos años, con algunas dificultades, ya que mis amigos de ese entonces solían decirme que me alejara de él porque era una mala influencia. Jamás les hice caso y termine por alejarme de ellos, además de tener que ocultarme de mis padres.
A ellos no les molesta que sea gay, mucho menos que sea doncel y sea capaz de embarazarme, pero justamente eso hace que me cuiden más por lo cual, definitivamente, no podrían aprobar a mi novio.
Por más tonto que parezca, la razón es la misma para todos: su apariencia.
A Jungkook siempre le ha gustado vestir de negro, con cadenas y piercings en las orejas, además era mucho más alto y fornido que yo.
Cuando lo veo hacer ejercicio me hace sentir muy pequeño, amo cuando me abraza porque es como si nuestros cuerpos encajaran a la perfección, como si estuviéramos hechos el uno para el otro. Tiene todo su brazo derecho lleno de tatuajes y uno que aún nadie ha visto y jamas verán: mi nombre en su pecho.
Ese fue un tatuaje que yo mismo hice en nuestro primer aniversario, después de semanas y meses de práctica, me había vuelto un "experto" tatuando. Probablemente a muchos les parezca una locura, incluso estúpido, pero él me ha demostrado cada día, lo mucho que me ama tanto como yo a él.
Y aquí estoy de nuevo, llegando a su departamento.
Abrí la puerta con la llave que él mismo me dio y entré. Todo estaba en silencio, por lo cual entre de la misma forma. Su chaqueta de cuero favorita estaba en el sofá como siempre, así que me dirigí a la habitación.
Él estaba ahí, en la cama, completamente dormido y con la boca entreabierta. Dejé la mochila en el suelo y me acerque a él, me acosté suavemente a su lado dándole la espalda y me acomodé como si hiciéramos cucharita.
Era ese tipo de pequeños momentos donde todo se siente perfecto.
De repente, sentí su brazo rodear mi cintura y como su cuerpo se acercaba más al mío. Sonreí sin verlo.
— Te extrañe. —Susurró a mi oído.
— También te extrañe, Kook. —Le respondí con una sonrisa, mientras acariciaba el brazo que me rodeaba.
El olor de su piel y el calor de su abrazo me reconfortaban, como si todo el mundo desapareciera y solo existiéramos nosotros dos en ese momento.
Nos quedamos en silencio por un momento, disfrutando de la cercanía y la tranquilidad de estar juntos.
—¿No trabajarás hoy?—Le pregunté, rompiendo el silencio.
— Sí, pero aun tengo tiempo. —Respondió mientras besaba mi cabeza y luego bostezaba.— ¿Vendrás conmigo, cariño?
Estar con él siempre me hacía sentir seguro y amado. No era la primera vez que lo acompañaba a su estudio, incluso le había ayudado con algunos diseños.
Acepté su propuesta con entusiasmo y nos levantamos de la cama. Mi corazón latía con emoción. Siempre me ha fascinado verlo trabajar, ver cómo transformaba la piel en lienzos vivos y vibrantes.
Mientras nos dirigíamos al estudio, caminando de la mano por las calles de la ciudad, no pude evitar recordar cómo comenzó todo. Realmente fue una jugada del destino que el primer estudio de tatuajes en mi camino fuera Golden. Y no se si fue por la fachada del lugar, o por el latir de mi corazón, que me decía que ese era el lugar correcto. Pero estoy agradecido por haber entrado sin dudarlo.
Entramos al estudio, todo estaba en silencio, el olor a tinta llenaba el aire. Solo había tres cuartos, uno para Jungkook y los otros dos para sus amigos que trabajaban con él, pero en general todo era muy espacioso y lindo.
Encendí las luces led, y comenzamos a ordenar todo.
— ¡Estamos aquí! —Salí tan pronto como escuche las escandalosas voces.
Se trataba de Namjoon y Taehyung, mejores amigos de Jungkook y quienes trabajaban en Golden.
— Oh, hola Jimin. —Dijeron al unísono. A veces parecían una sola persona, siempre solían tener ese tipo de coincidencias.
— Hola Tae, hola Joonie. —Devolví el saludo.
—Que bueno tenerte aquí. —Dijo Taehyung—Pero no distraigas mucho al jefe, no queremos que los clientes nos denuncien si les dibuja corazones por todos lados.—Bromeó.
— Aún estoy aquí, idiota. —Sentencio Jungkook mientras salía de su cuarto de trabajo.
Taehyung levanto las manos como un criminal y sonrió con burla.
—Parece que alguien quiere quedarse sin trabajo. —Continuo Namjoon, dándole un golpe en la nuca al rubio.
—Terminemos de limpiar. —Dijo Jungkook con una sonrisa en sus labios.— En cualquier momento llegaran los clientes.
Cada uno se fue a su cuarto de trabajo y yo me quede en la recepción. Como era de esperarse los clientes comenzaron a llegar y de pronto todos estaban ocupados, la campana sonó, y me levanté para atender a la chica que estaba entrando.
— Bienvenida a Golden Closet Studio, ¿en que puedo ayudarte? —Dije mostrando mi mejor sonrisa.
—¿Está JK? Me olvide de agendar una cita pero he venido algunas veces. —Respondió.
— Oh, en este momento ya está ocupado, pero si el diseño que deseas no es tan complejo, puedo hacerlo yo mismo. —Le ofrecí. La chica frunció el ceño.
— Mmm, no, quiero que él lo haga, esperare aquí a que termine. —No me sorprendí con su reacción, sabía que realmente estaba dispuesta a esperar todo el día solo para que Jungkook la atendiera.
— Lo lamento pero la agenda de hoy ya está llena, tanto para JK como para RM y V. O te atiendo yo o agendas una cita para otro día. —Respondí.
Rodó sus ojos y se apresuro a ir hasta el cuarto de Jungkook, corrí para detenerla pero ella ya había abierto la puerta.
— ¿Qué sucede, Minnie?
— Lo sient-
— ¡Su empleado no esta haciendo bien su trabajo, debería botarlo!. —Me sentí indignado ante su respuesta, pero traté de contenerme.
— Él no es un empleado, y usted no puede entrar de esa forma, estoy trabajando. — Advirtio Jungkook cruzando los brazos fuertes sobre su abdomen.
—Pero quiero hacerme un tatuaje ahora mismo. —Chillo como una niña maleducada. Jungkook rodó los ojos y me señaló.
— Entonces se lo hará Jimin, es él o nadie.
Ella finalmente se rindió y tuve que encargarme de su tatuaje. A veces suele ser un desastre cuando los clientes tienen este tipo de actitudes. En un momento, Jungkook me miró y me sonrió, solté un suspiro de cansancio.
Aún con este tipo de situaciones, y el hecho de que debíamos ocultar nuestra relación de mis padres, amaba a Jungkook, y no hay manera de que me separen de él, nunca.
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¡Pero padre, lo amo! | Kookmin
Fiksi PenggemarTodos dicen que Jungkook es intimidante e inventan cosas como que estuvo en la cárcel o que es un psicópata, pero sólo Jimin sabe que eso es mentira. Una pequeña mentira a su padre resulta ser cierta, y es ahora cuando está más seguro que nunca, de...