☘𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 3☘

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Me revuelvo en la cama, no sé qué hacer, el sol se está ocultando; dentro de unas horas caerá la noche. Me siento curiosa y asustada; nunca me pude imaginar que las demás chicas se hayan suicidado al ver a Friter en su forma de bestia.

Aunque aún no me siento confiada, en primer lugar, ¿por qué ese hombre tiene un retrato de cuando era niña?

La forma en la que Friter me mira me hace estremecer; es algo que nunca he sentido. Sus palabras provocan algo raro en mí. Al principio me asusté, pero luego me sentí más relajada, aunque nerviosa ante su presencia.

Me levanto de la cama y voy al gran armario. Tomo un pijama y me despojo del vestido, quedando desnuda. Me coloco el pijama y me miro al espejo; mi figura delgada se refleja. El pijama deja ver prácticamente todo mi cuerpo. Cada parte, mi pelo rojo cae sobre mis hombros, mis ojos color miel hacen contraste con mi rostro y las pecas que cubren mi pecho me hacen lucir una inocente belleza inexplorada.

Un estruendo y un desgarrador grito me hacen saltar y volteo hacia la puerta. Un escalofrío recorre mi piel al reconocer de quién proviene; es Friter. Me quedo quieta en mi lugar, congelada.

Las palabras de Friter resuenan en mi cabeza: "Solo no salgas de esta habitación en la noche, aunque escuches gritos y rugidos."

Pero lejos de quedarme ahí más tiempo, camino hacia la puerta, temerosa. Salgo de la habitación y camino por el pasillo oscuro y tenebroso, siguiendo el sonido de gruñidos. Llego a una enorme puerta negra.

Trago saliva y abro; entro nerviosa a la oscura instancia. No veo nada, camino a ciegas.

—Te dije que no salieras de la habitación —una voz distorsionada se escucha en la oscuridad.

Me paralizo; tengo miedo.

—¿Estás bien? —sale de mis labios temblorosamente.

—Vuelve a tu habitación —oigo un gruñido.

—Pero... —fui interrumpida.

—¡Vuelve a la maldita habitación, Flora! —un rugido aterrador resuena en la habitación.

Las lágrimas salen de mis ojos; me abrazo a mí misma y me siento desorientada, pues está todo oscuro.

—¿Dónde está la puerta? —mi tonta pregunta provoca un gruñido en él.

Siento una mano en mi espalda; tiene garras filosas que rosan mi piel y me erizan, la mano me empuja suavemente en una dirección.

—Vuelve a tu habitación ahora y no vuelvas a salir en lo que queda de la noche —un susurro en mi oído, mi cuerpo se estremece. No entiendo lo que me está pasando, pero rápidamente salgo de la habitación.

Corro de vuelta a mis aposentos y me encierro, resbalando por la puerta con la respiración agitada.

Llevo mis manos a mi entrepierna sintiendo una humedad desconocida. ¿Qué me pasa?

Corazón Maldito Donde viven las historias. Descúbrelo ahora