Capitulo dos

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Jeongin no había esperado los cambios que siguieron con la mudanza de la pareja Hwang a su lado.

Apenas había pasado una semana y ya no sabía cómo esconderse o escapar de ellos. Ambos aparecían en los momentos menos oportunos e inesperados. Y Jeongin se sentía un poco... acosado.

Hyunjin y Seungmin eran dulces, amables y lindos todo el tiempo y eso no estaría mal si él no estuviera atrapado en pensamientos inapropiados. Sin sacar de su cabeza sus figuras altas y musculosas o la forma en que los dedos de Seungmin parecían tan largos a diferencia de los suyos o el como Hyunjin siempre tenía esa mirada dominante en sus ojos claros.

Se estaba perdiendo en deseos indecorosos que no lo llevarían a ninguna parte y no podía evitar tocarse pensando en ello. En ambos. Se tocaba pensando en cómo se sentiría estar rodeado por los dos. Estaba seguro de que ninguno tendría mayor dificultad para someterlo o darle su merecido por tener esos sucios pensamientos. Se avergonzaba de usar sus juguetes fantaseando en aquellos hombres que no eran suyos y que no podrían serlo nunca pero no podía controlar sus hormonas que parecían responder tan adecuadamente a ambos hombres.

Y al día siguiente cuando se los volvía a topar no sabía cómo ocultar la vergüenza que le provocaban sus acciones nocturnas.

Casi podría decir que ellos lo sabían pero debía ser su mente jugando con él, ¿No?

—¿Vas a clases? —la voz grave de Hyunjin lo sobresaltó apenas salir de casa.

Era temprano en la mañana y Hyunjin tenía todo el aspecto de que pasaría el resto de su día en casa. En el poco tiempo que los había conocido descubrió algún par de cosas como por ejemplo, sus trabajos. Y sabía que el mayor de ellos, trabajaba pocos días a la semana siendo que era dueño de varios bares en la ciudad y realmente no necesitaba estar ahí todo el tiempo. En cambio, Seungmin era arquitecto y aunque su trabajo también era muy flexible cuando estaba en medio de algún proyecto podía demandar mucho de su tiempo.

Miro hacia Hyunjin recordando que este le habia hecho una pregunta y asintió con las mejillas calientes por la vergüenza. Estaba actuando como un adolescente hormonal.

Pero no le hacía bien a su sistema ver al pelinegro sin camisa desde el porche de su casa mientras tomaba de su taza de cafe. Era una imagen tan sexy pero a su vez... hogareña. Familiar como si no debiera ser él quien lo mirara.

—¿Cómo irás?

La pregunta lo descolocó inicialmente. —Uh mi auto sigue en el taller así que tomaré el autobús. —menciono vagamente recordando cerrar la puerta de casa con llave y empezando a bajar las escaleras mientras revisaba que todo lo que necesitaba si estuviera en su bolso.

—Déjame buscar las llaves de mi auto y yo te llevaré.

—¿Qué? —boqueo pero al ver al hombre alejarse al interior de la casa cumpliendo lo que acababa de decir negó. —No, Hyunjin no es necesario de verdad yo-.

Hyunjin sonrió sin inmutarse ante sus disculpas. —Aún no conozco a nadie por la zona además de a ti, estoy algo aburrido así que déjame llevarte, ¿Bien?

Mordisqueo su labio inferior dudoso pero no pudo rechazarlo cuando lo pedía tan amablemente y él era muy débil ante hombres guapos sin camisa.

—Esta bien, gracias. —se rindió con el calor subiendo por su cuello.

Hyunjin no le hizo esperar demasiado cuando volvió a salir vistiendo una camisa blanca básica y con las llaves de su deportivo en manos. Al estar encerrados los dos juntos en aquel pequeño espacio supo la terrible idea que había sido aceptar su invitación. El hombre olía increíble y su aroma se concentraba en él y le hacía temblar de gusto. Lo observó de reojo antes de volverse hacia la ventana, nerviosamente apretó la correa de su bolso entre sus dedos en un intento de distraer su mente.

La pareja de al lado || Hyunminin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora