Capítulo siete

442 73 22
                                    

Aunque había aceptado conocerlos aún le resultaba extraño todo lo que sucedía alrededor de ellos. Eran como dos fuentes magnéticas de energía, todo lo que tocaban o miraban de pronto se sentía diferente. Su fuerza de atracción era superior a cualquier otra cosa. A veces Jeongin se sentía sacudido sin razón alguna y terminaba sintiéndose gravemente desbalanceado.

Ni siquiera estando a solas sentía su corazón a salvo de las emociones que ambos le provocaban.

—¿En qué tanto piensas?

Se sobresaltó sorprendido.

Ni siquiera Cleo había notado su aparición. Eran tan sigilosos que ya no debería sorprenderle este tipo de cosas pero no terminaba de acostumbrarse a esto.

—Realmente en nada. —dijo en un suspiro. Seungmin frunció el ceño y asintió.

—¿Puedo sentarme? —preguntó señalando el lugar junto a él sobre las escaleras del porche de casa. Asintió. Cleo estaba sentada a sus pies y apenas miró en dirección a Seungmin que se sentó junto él. Ella aún estaba algo nerviosa por lo que había pasado hace algunos días y no parecía muy interesada en ellos. Era una cachorra resentida. La adoraba.

Ambos se sentaron uno al lado del otro en completo silencio. Sus hombros rozándose por la cercanía.

—¿No tienes frío? —preguntó Seungmin después de un rato mirándolo con atención. Jeongin estaba abrazándose a sí mismo mientras se encogía bajo las capas de ropa. Negó. —Pero estás casi temblando. —señaló sin creer su evidente mentira. —Déjame darte mi chaqueta. —dijo comenzando a bajar el cierre y sacándosela en un segundo quedando solo con una camisa básica manga larga debajo.

—No, Min vas a tener frío tu ahora. —Seungmin sonrió repentinamente mirándolo con algo especial en sus ojos. Jeongin apartó la mirada con timidez notando tardíamente el apodo que acababa de usar. —Yo tengo mi suéter. —dijo vagamente señalando sus manos escondidas en los bolsillo de su suéter de peluche. De cualquier forma, el pelinegro lo ignoró y colocó su chaqueta sobre sus hombros llenándolo de su aroma y calor corporal.

—Me gusta que me llames así. —murmuró sin borrar su sonrisa y acomodando mejor la chaqueta sobre él. Jeongin se desaparecía en esta por lo grande que era. —Te queda bien, quédatela. —dijo tras mirarlo con mucho cuidado. Seungmin se acercó y besó sus labios con suavidad apenas un toque sutil de estos pero que de cualquier forma lo desbalanceo por completo.

Se cubrió el rostro con ambas manos abatido por el latir de su corazón. —No hagas eso, no así de la nada. —aún no se recuperaba del millón de emociones que le habían estado atacado desde su primer encuentro. Ya lo habían besado, tocado y visto prácticamente desnudo pero nada de eso le había ayudado a tomar confianza o a aceptar lo que sentía. Apenas estaba en ese proceso de aceptar que los sentimientos que le golpeaban no estaban mal ni eran incorrectos o inadecuados. 

Seungmin tomó sus manos alejándolas de su cara. —¿Por qué no? Me gusta besarte y tocarte. Eres demasiado precioso, Jeongin.

Intentó deshacerse de sus manos pero el pelinegro lo impidió, sosteniéndolo con mayor fuerza acariciando sus nudillos con su pulgar.

—Aún no entiendo porque te gusta hacer eso con-conmigo.

El pelinegro hizo una mueca y miró brevemente al cielo antes de devolver su atención a él. —¿Crees en las almas gemelas?

—¿Tal vez? —murmuró indeciso. Nunca había sentido algo tan grande como para llamarlo así pero definitivamente ahora podía estar en duda de ello.

—Está bien yo puedo creer por los dos. —murmuró a la ligera girando su mano y entrelazándola con la suya. —Creo que somos una sola alma que se divide en cierta cantidad de pedazos y la vida se trata de encontrar el resto de nosotros. —Ahora Seungmin lo miraba a los ojos. Sus iris grisácea parecía una galaxia en constante movimiento como esferas. —Tu eres esa parte que me faltaba por encontrar. Que nos faltaba por encontrar.

La pareja de al lado || Hyunminin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora