El principio del final

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--Sí,  eso fue lo que dije-- Dijo Eddie en un tono interrogativo.

--Oh, yo se quién es ese. En realidad se llama Undirgangur, que en tu idioma significa perdición... sí, no cambia mucho.--

--Ohh...-- dijo Eddie sorprendido.

-- Pero no siempre se llamó así.-- Mencionó Dirvi en un tono misterioso.

Eddie se acercó a Dirvi para escuchar mejor. Dirvi no habló, únicamente tocó la frente de Eddie con su pulgar. Eddie cerró los ojos y cuando los abrió él y Drivi se encontraban en el bosque Lýsandi.

-- ¡Como hemos llegado aquí!-- exclamó Eddie muy sorprendido.

-- Es un truquito que me enseñó Vón.-- dijo Dirvi. --Bueno aquí ya te podré explicar todo puesto que en este bosque nadie nos verá nadie.--

-- Entendido...-- 

-- Bueno, te empiezo a contar:

Hace mucho tiempo nací en una tribu indígena en los confines de la profunda actual América. Una vez, el chamán de la tribu dijo que durante la época seca una gran lluvia caería sobre la aldea y arrasaría los cultivos. Los jefes de la tribu pensaron que era un loco porque, como es lógico, en la época seca no llueve, pero el chamán avisó e insistió pero no le hacían caso. El chaman fue sacrificado lanzándolo con una cuerda alrededor del cuello desde el árbol sagrado de la tribu el cual medía unos 50 metros de altura. Cuando lo lanzaron y la cuerda se tensó todos los componentes de la tribu vieron una cruda imagen la cual quedó grabada en la mente de todos.

 Cuando lo lanzaron y la cuerda se tensó todos los componentes de la tribu vieron una cruda imagen la cual quedó grabada en la mente de todos

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El chamán había muerto siendo ahorcado en frente de toda la tribu. Lo que no sabían es que el chamán había echo un hechizo antes de el sacrificio. Este dictaba que cuando él muriera, sus resto orgánicos invocarían una fuerza maligna capaz de tomar el control de lo que quiera. Tiempo después, la borrasca cayó y arrasó con la villa. Como únicos supervivientes quedamos yo, un pequeño Dirvi de tres años y también a otro niño llamado Verjari. Nosotros dos sobrevivimos en el medio de la selva como bien pudimos. Un buen día aquella fuerza maligna llegó y se humanizó en un hombre esbelto que vestía una bata de cuero roja y negra. Este hombre no había nacido ni vivido, únicamente apareció, como por arte de magia. Ese hombre se materializó de una fuerza maligna, pero el hombre aunque acabara de aparecer en este mundo, él ya tenía sus ideas claras. Él nos agarró y nos llevó a una cueva. Allí nos torturaba a los dos varios años. Un día agarró a Verjari por el cuello y lo colocó en frente de sádica y tenebrosa cara. El hombre abrió la boca y de esta comenzó a salir un humo negro que rodeó a Verjari en menos de un segundo. El humo cubrió el cuerpo de mi amigo y comenzó a formar dos garras enromes y un sombrero de copa. En aquella masa negra se abrió una sonrisa terrorífica llena de colmillos. La criatura se acercó a mi para hacerme cualquier cosa que nadie quiere escuchar. El hombre volvió a abrir la boca y absorbió a la bestia.

-- Lo que le he hecho a tu amigo te puede pasar a ti así que pórtate bien.-- dijo el hombre acercándose a Dirvi. -- Para tu información, me llamo Sinnisjúkur.--

El hombre me siguió torturando durante más tiempo, hasta que Vón apareció por allí y me salvó. Sinnisjúkur intentó pelear pero Vón lo logró debilitar lo suficiente para poder escapar. Cuando llegamos al bosque Lýsandi, me dió mis actuales habilidades mágicas y me transformó en su talismán. Cuando terminó de crear a todas las criaturas mágicas del bosque me dio la habilidad de la inmortalidad de edad y me metió en un amuleto. Durante todo el tiempo que estuve dentro del amuleto, Sinnisjúkur no estuvo de brazos cruzados, el fue capturando persona y animales para poseerlos con ese aura maligna y crear así un gran ejército de criaturas malignas y según lo que me ha contado Vón tu...--

-- ... que pasa Dirvi...--

-- Vón me dijo que cuando tu naciste una pequeña nube de esa aura que había quedado flotando en el aire se metió dentro de ti. De ahí el porqué de que tus sentimientos invoquen criaturas monstruosas. Por eso eres tan importante. Sinnisjúkur conoce tu existencia e irá a por ti porque con tu habilidad de generar criaturas de una forma fácil le viene muy bien, así el ya no tendrá que hacer nada. Vón te protege porque si ese loco te logra capturar... entonces será en fin de los días de todos.

Eddie se quedó callado asimilando lo que Dirvi le acababa de decir mientras sus ojos estaban como platos.

-- Pero es imposible que yo pueda controlar de una manera tan estricta mis emociones porque entonces tendría que ser como un robot.

-- Sé que es difícil así que por eso yo seré tu defensor hasta que Vón encuentre algún talismán para ti.--

-- Entendido. Que haré mientras tanto?-- preguntó el chico.

-- Harás vida normal, pero yo te acompañaré siempre.--

--Vale.--

-- Toma este es el amuleto en el que suelo estar.-- dijo el guerrero mientras le daba el medallón a Eddie. -- Tienes que ponerlo en frente de mi pecho y decir mi nombre.--

-- Entendido...-- dijo Eddie algo dudoso mientras acercaba la joya al pecho de Dirvi. 

--Venga.-- 

-- ... Ehh... ¡DIRVIIII!..-- gritó el chico. El cuerpo de Dirvi comenzó a descomponerse en un polvo amarillo brillante que fue absorbido por el amuleto. Eddie miró al medallón y se dio cuenta que ahora que Dirvi está dentro del amuleto, en este, se talló la criatura en al que Dirvi se transforma.

Eddie se quedó allí quieto un momento y luego vio a Vísdomur.

-- Hola!..-- Exclamó el chico.

-- oh, hola joven, que haces tu por aquí?-- preguntó el sabio gnomo.

-- Estaba hablando con Dirvi. Me estaba explicando todo sobre Sinnisjúkur. También me habló la parte en la que ese loco sin querer me ha transformado en la posible perdición del planeta.-- expresó Eddie en un tono irónico y desanimado a la vez.

-- No te preocupes por eso. Simplemente tienes que vivir, pensar y sentir como cualquier otra persona hace.-- dijo el gnomo en un tono calmante.

-- Entendido,... Gracias.--

-- Ahora te llevaré a tu casa.-- Vísdomur tocó nuevamente la frente de Eddie y en un segundo Eddie se encontraba sentado en la mesa del salón de la casa de sus padres.

-- Ahhh,... toda esta gente transporta todo y ni avisan...-- pensó Eddie mientras se acostaba en su cama. --Bueno... mañana todo estará mejor.

Cuidado con lo que sientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora