-"Cabeza" -remarcó Mizali al dragón enjaulado, a diferencia de las escamas y plumas amarillentas de los Dragones Subsaharianos, esté dragón tenía un tono blanco en casi toda su cubierta, aunque sus párpados eran negros.
A diferencia de las escamas planas de los machos normales, este tenía parte de las escamas del final de su cola torcidas hacia afuera como pequeñas espinas que ayudaban a volar mejor.
-Sahula -respondió este igual señalando su propio cráneo.
Mizali iba dos días intentando comprender la lengua del prisionero, y aunque no la comprendía del todo, ya había logrado entender porque había atacado al ganado. Una herida producida por un Ñu había perforado una de sus patas.
Las presas domésticas se defendían menos, por lo cuál eran una mejor opción para con cazador herido si nadie las vigilaba.
-No meleces molil -decidió mientras observaba a la matriarca finalmente llegar, era claro que no había tenido prisa en realizar el viaje.
-"Apártate joven, he venido a cumplir el juicio contra este forastero" -ordenó la matriarca Jaitani, Mizali solo prestó atención a la palabra "forastero", eso confirmaba algo que todos parecían comprender, aunque aquel dragón era diferente a cualquier otro del que supieran no lo veían como un drako salvaje, lo veían como un rival.
-"No conoce nuestra lengua y se encuentra herido, no atacó nuestro ganado como un desafío a su autoridad"
-"Es mi decisión juzgar eso, no la tuya" -expresó está acercándose a observar al prisionero, este no pesaba ni la mitad que Mizali o la matriarca-. "Es débil"
Aunque la matriarca había considerado decir "joven" debido a su tamaño, cambió sus palabras al observar ciertas características que recalcaban que este era adulto.
-"¿Qué eres exactamente?" -pregunto hacia la jaula.
...
El dragón del Sáhara observó con desconfianza a la enorme dragona que caminaba en torno a él. No le fue difícil deducir que la "fallida" que había intentado hablarle estos dos días no se llevaba del todo bien con la nueva aparecida.
Han igual que otros drakos gigantes, veía a estás criaturas como seres en quiénes no podía confiar. Aunque podía notar que se enfrentaba a drakos bastante inteligentes, y de los que no le era fácil librarse.
Que vivieran con humanos le era raro, igual que el hecho de que vivieran tantos juntos, había visto docenas. Cuándo en sus tierras vivir en parejas era la norma, tierras con mucho menos alimento, tierras donde los humanos eran enemigos y rivales.
-*Me llamo Orahaodan* -expresó intentando suponer que le había preguntado su nombre.
-"Ese es su nombre" -las palabras de la fallida tenían un tono de corrección, por lo que pude entender que no era eso lo que me habían preguntado.
-"¿Como lo sabes?"
-"He intentado interpretar se lengua, es difícil" -me asustaba el tono hostil que la conversación iba tomando, la hembra mayor extendió sus dedos de vuelo, era enorme tal vez 28 ovos cada ala, pues sus dedos de vuelo median casi 20 ovos.
-"¿Y ya puedes entenderle?" -el desafío era evidente.
-"No podría conversar con él, si esa es su pregunta" -la fallida retrocedió.
...
Agaché mi cabeza sin quitarle los ojos de encima, mientras retrocedía un poco, no era mi intención desafiar su autoridad.
-"Solo creo que sería útil saber más de él antes de..." -la reina lanzó un potente estallido de fuego contra la jaula, el blanco se lanzó contra el lado opuesto de la jaula asustado, su armadura natural impedía el contacto directo con el fuego, aunque parte de sus plumas se quemaban levemente.
-"Comprende esto exiliada, yo soy la autoridad aquí, se te permite vivir como un regalo a los humanos, pero no por eso tienes derecho a decidir".
-"No tienes autoridad sobre mi, como tu mencionaste, tu predecesora me exilió, a ti no te importó" -le respondí harta de que me hablara así, yo que años atrás había supuesto que el ascenso de mi progenitora como Matriarca mejoraría mi situación, había entendido que no hace rato.
-"Mizali cuidado" -expresó Soha que estaba no muy lejos, pero en sus plumas erizadas se notaba lista para pelear, no era alguien que hubiera esperado me respaldara. Aunque no era experta en lo que todos pensaban de mi.
-"¿Eso usarás de escusa para desafiar mi autoridad?" -su tono era burlesco-. "Soy la matriarca Jaitani, cientos de dragones respaldan mi autoridad".
-"No estás en las tierras de Jaitani, estas en las tierras de Aractua" -expresé.
-"Aractua es súbdito de Jaitani".
-"¿Eso dices cuándo a Jaitani no le importó que Janza matara a Aractua?"
-"Haré lo que se debió hacer hace años" -decidió, ambas soltamos potentes llamaradas, casi 3 segundos, resistir el calor de las llamas no era fácil.
Se abalanzó contra mí, me estiré para enfrentarla con mis garras sin demasiado éxito, era tan grande como yo y tenía más experiencia peleando. Pero conforme peleábamos, una ventaja mía logró emparejar mi menor experiencia, tenía un par de ala más, y por ende 3 pares de garras más.
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Dragones Domésticos... Una Historia de Posibilidades Evolutivas
FantascienzaAl sur del Nilo un cazador observa al cielo, unos ojos le observan desde el cielo, con un movimiento de su lanza da la señal, y grandes alas se pliegan. Las sombras en expansión alertan a los animales que huyen en todas direcciones, pero los humanos...