Sombras de Preocupación

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La luna iluminaba Liyue con una luz plateada, y el aire nocturno era fresco. Baizhu se encontraba en el Jardín Bólido, observando cómo las sombras danzaban entre las plantas. Sin embargo, su mente estaba lejos de la tranquilidad que el jardín solía ofrecerle. La obsesión de Il Dottore por la inmortalidad lo preocupaba más de lo que estaba dispuesto a admitir.

Decidido a buscar consejo, Baizhu se dirigió a la taberna de Liyue, donde sabía que podría encontrar a Kaeya. Su mejor amigo siempre tenía una perspectiva aguda y un sentido del humor que podía aliviar las tensiones.

Al llegar, encontró a Kaeya sentado en una mesa, un vaso de vino en la mano, disfrutando de la compañía de algunos amigos. Cuando notó la llegada de Baizhu, su expresión se volvió más seria.

-Baizhu, ¿qué te trae por aquí a esta hora? -preguntó, inclinándose hacia adelante.

Baizhu tomó asiento, sintiendo que el peso de sus preocupaciones se acumulaba en su pecho.

-Kaeya, necesito hablarte sobre Il Dottore -dijo, con un tono que denotaba su inquietud.

Kaeya levantó una ceja, interesado.

-¿Algo va mal con su investigación?

-Todo parece ir bien desde su perspectiva -respondió Baizhu-, pero siento que se está perdiendo. La obsesión por la inmortalidad lo está consumiendo, y me preocupa su bienestar.

Kaeya lo miró, comprendiendo la gravedad de la situación.

-Lo conozco bien. La pasión de Il Dottore puede ser abrumadora. Pero, ¿por qué te preocupa tanto?

Baizhu respiró hondo, buscando las palabras adecuadas.

-Él ha descuidado su salud, sus comidas, incluso su descanso. Todo lo que le importa ahora es esa planta y los experimentos. Siento que está cruzando una línea peligrosa.

Kaeya asintió, recordando las veces que había visto a Il Dottore tan absorto en su trabajo que olvidaba lo más básico.

-Es un científico, y la ciencia a menudo requiere sacrificios. Pero también necesita amigos que lo anclen a la realidad.

-Me siento impotente -admitió Baizhu, sus ojos llenos de preocupación-. Cada vez que trato de hablar con él, parece que está más lejos, atrapado en su propia mente.

Kaeya tomó un sorbo de su vino, pensando.

-Quizás lo que necesita es una intervención. Un momento que lo haga reflexionar sobre lo que realmente está en juego.

-¿Y si no escucha? -dijo Baizhu, sintiendo que el miedo se apoderaba de él-. ¿Y si decide seguir adelante sin importar las consecuencias?

-A veces, hay que hacer que una persona vea el abismo para que comprenda el riesgo -replicó Kaeya, con su típica determinación-. Pero también hay que recordarle lo que tiene en este momento.

Baizhu sintió un leve rayo de esperanza. Kaeya siempre encontraba formas creativas de lidiar con situaciones difíciles.

-Tienes razón. Debemos hacer algo para que Il Dottore reevalúe sus prioridades.

Kaeya sonrió, confiado.

-Podemos planear algo. Una salida, una pequeña aventura. Tal vez algo que le recuerde lo que hay fuera de su laboratorio.

Baizhu asintió, sintiendo que la idea comenzaba a germinar en su mente.

-Tal vez podríamos ir a las Montañas de Liyue, no solo para recolectar hierbas, sino para explorar y disfrutar de la naturaleza. Recordarle que hay más en la vida que la ciencia.

-Perfecto. Un poco de aire fresco le hará bien. Y podríamos incluir a Albedo; él también se preocupa por Il Dottore.

La idea de una salida grupal lo animó, y la carga en su pecho pareció aligerarse. Sin embargo, la preocupación por su amigo seguía presente.

-Kaeya, ¿tú crees que Il Dottore podrá volver a ser el mismo?

-Eso depende de él -respondió Kaeya, su tono más serio-. Pero si lo apoyamos, tal vez podamos ayudarlo a encontrar su camino de regreso. La inmortalidad no es solo una cuestión científica; es una cuestión de vivir plenamente en el presente.

Al escuchar esto, Baizhu sintió que su determinación se renovaba. Sabía que necesitaba actuar, no solo por el bienestar de Il Dottore, sino también por el suyo propio. La conexión que habían formado no debería verse amenazada por la obsesión.

-Gracias, Kaeya. Haremos esto juntos -dijo, sintiéndose más fuerte al contar con el apoyo de su amigo.

Mientras conversaban, el ruido de la taberna se desvanecía, y Baizhu comenzó a trazar un plan. Se prometió a sí mismo que haría todo lo posible para llevar a Il Dottore de vuelta a la realidad. La amistad y la conexión eran más valiosas que cualquier descubrimiento científico.

Con el nuevo amanecer a la vista, Baizhu sabía que, aunque el camino sería complicado, no estaba solo en su lucha. La esperanza brillaba como un faro en la oscuridad, guiándolo hacia un futuro donde la vida, en todas sus formas, podría ser celebrada.

Entre Venenos y Curaciones [Baizhu x Il Dottore]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora