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Salió de su entrenamiento con un par de heridas en el rostro, pero no le importó. Cada vez se acostumbra más.

No era el día ni la hora en que le tocaba trabajar en el bar, pero Sejong se sentó en la barra un poco antes de las siete de la tarde.

La bulla en el lugar era constante y no se sorprendió de que un día de semana estuviera así de lleno.

—Hermano, nos has hecho falta aquí. Cada vez se llena más y estamos volviéndonos locos con los borrachos —le comentó el amigo más cercano que se hizo en el bar.

Sejong soltó una suave risa y le pidió que le sirviera su whisky favorito: un bruichladdich the classic laddie, bastante fuerte, pero cálido para la garganta.

Jax -el sobrenombre de su amigo- lo miró sorprendido.

—¿Qué carajos te pasó y por qué mierda me pides algo así a estas horas?

—Sírvemelo y te cuento —pidió soltando un suspiro.

No estaba seguro si comentarle su problema a Jax, pero no tenía a nadie más para hablar.

—Bien, ahora suéltalo.

—Creo que me gusta una chica —dijo con desánimo y dándole un sorbo a su bebida.

Jax abrió los ojos y le puso un pote con maní.

—¿Hablas en serio?

—Creo que sí, hermano. No la conozco hace mucho, pero... Mierda, me ha vuelto un lío.

—Pero ¿cuál es el problema? ¿Eres de esos que no se enamoran o qué?

—Tiene novia —sonrió con ironía—. Bueno, no sé si son novias, pero estoy seguro que si no lo son, pronto lo serán.

—¡¿Novia?!

—Tal cual —asintió.

—¿O sea que te gusta una lesbiana? —sin poder evitarlo, rió un poco.

Sejong rodó los ojos.

—Bisexual, es bisexual —suspiró—. No sé qué hacer, Jax, quisiera alejarme, pero es que no podría. Además, es mi vecina.

—Hombre, estás arruinado.

—Lo sé —tomó del vaso, esta vez más cantidad—. ¿Qué carajos se supone que deba hacer?

—Sinceramente, lo único que se me ocurre, es que ahora mismo te emborraches hasta despertar en Las Vegas con un nuevo tatuaje obsceno que no recuerdes haberte hecho.

Sejong carcajeó.

—Tentador, pero no puedo. Hoy nos juntaremos.

—¿Eres imbécil? ¡¿Por qué la visitarías si te tiene así?!

—Porque, como tú lo dijiste, soy un imbécil.

—Está bien, no te emborraches ni termines en Las Vegas, pero tómate de una tu whisky y te sirvo otro. Solo para alivianar el dolor.

Consejo de mierda, pero Sejong estuvo muy de acuerdo.

Acabó su whisky y Jax llegó con el nuevo.

—Aunque... si estás medio puesto, ¿no le escribirás o harás una estupidez? Yo cuando me emborracho siempre le escribo a mi ex novia —dijo con gracia.

—Nah —negó—. No quiero ser un problema para ella y confío en mi yo sobrio.

—Entonces, adelante —animó y el pelinegro volvió a beber.

Pasó una hora y media en el bar, algunas chicas se le acercaron coquetamente, pero él no quería nada que no fuese Haerin. Jax estuvo atendiendo a los clientes, siempre volviendo para seguir con la conversación.

heterocuriosa (al peo) | daerin auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora