Danielle era ¿heterosexual...? ¿Heterocuriosa...?
Heterocuriosa al peo, como la definiría Hyein.
Todo lo que parte como un plan para ayudar a Minji en una "apuesta", termina en Danielle experimentado y explorando el cuerpo de Haerin, pues ella era...
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A las 8 en punto Haerin entró al colegio con el poleron de Danielle puesto. Por supuesto que no lo había botado, sólo quería joderla, sin mencionar que la prenda era muy cómoda y abrigada, y no se resistió en usarlo para un día tan frío como ese.
Se acercó a sus amigas, quienes estaban en los casilleros hablando.
—Hola, Hae —saludó Hyein, dándole una sonrisa.
Minji tenía la cabeza metida en su casillero, mientras murmuraba cosas que no se llegaban a entender.
—¿Y qué le pasa a esta? —preguntó Haerin, acomodando la correa de su mochila.
—Está frustrada por Hanni.
—¡Eso es mentira! —saltó la mayor, saliendo de su escondite—. Solo no sé qué más hacer para acercarme a ella. Hoy iba a saludarla, pero me miró con una cara de asco...
—Como te decía, está frustrada por Hanni.
—¡No por Hanni! Por mi dinero en juego —las menores le lanzaron una mirada de "Ajá, seguro" y Minji volvió a molestarse—. ¡Las odio!
—Sí, nos odias como odias a Hanni, claro.
—¡Haerin! —gritó Kim.
—¡Haerin! —gritó Marsh, quien recién aparecía por el pasillo, acercándose al trío de chicas. La nombrada rodó los ojos, dándose vuelta para mirarla—. ¡Ese es mi poleron!
Hae negó, colocándose el gorro que tenía la prenda.
—Era. Ahora es mío.
—Gatita maldita... —murmuró, dispuesta a saltar sobre la niña.
—¡Aléjate! ¡¿No te bastó con perseguirme ayer?! —comenzó a correr de la australiana, que estaba por alcanzarla.
—¡Dámelo!
—¡Oblígame!
Y con eso, Danielle atrapó a Haerin, jalándola de la mochila.
—¡Auch! —se quejó, exagerando su grito cuando vio a un profesor pasar—. ¡Danielle Unnie, no me haga daño por favor~! —lloriqueó falsamente.
El profesor las miró curioso y fue ahí cuando Danielle notó las intenciones de Haerin. Cuando el hombre iba a acercarse a ellas, probablemente a reprocharla, Marsh soltó su mochila y la abrazó fuertemente, pegando la espalda de Haerin a su cuerpo.
—Ay, gatita, deja de bromear. Solo quería mi beso de buenos días —actuó melosa, hablando sobre el cuello de la más baja.
El profesor retrocedió, sintiendo que estaba interrumpiendo algo y se fue de ahí.
Un fugaz e inadecuado pensamiento pasó por la cabeza de la extranjera cuando Haerin soltó un quejido suave, probablemente sintiendo cosquillas gracias a sus labios tan cerca de su piel.
