Cap 5

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La Gryffindor alcanzó a envolver la pequeña planta con sus manos cuando la mesera llegó.

-Aquí tiene, señor, toda su orden -la mesera usó tono coqueto sin siquiera darle una mirada a ella, Hermione no estuvo segura si Snape no se dio cuenta o simplemente la ignoró ya que no notó alguna respuesta de su parte.

Snape siguió ignorando a la mesera hasta que esta se fue del lugar y adoptó una postura mucho mas dura y formal, lo que hizo pensar a la Gryffindor que tal vez conocía a esa joven mujer.

-No tiene que agradecerme el abrazo, señor, disculpe mis emociones poco medidas -aclaró amable-, pero con buen tino por lo visto -el pensamiento sobre la empleada y esa sospecha de que su nueva postura se debía a eso le sabía un poco mal a Hermione, pero se negaba a admitirlo. Porque ¿Por qué se iba a sentir incómoda si él conocía a esa joven mujer? Trató de olvidar eso para seguir-. Y muchas gracias por la flor, es hermosa -sus expresiones eran sinceras. Acarició uno de sus pétalos-, la tendré en mi escritorio junto a la rosa del señor Malfoy-, agregó con malicia y no supo por qué ya que se negaba a admitir que sentía atraccion por su temido profesor y que con algo así iba a conseguir alguna reacción.

*

Para Hermione algo sucedía en la cabeza del mayor y era porque como sospechó, Snape sí conocía a esa chica.

¡Por Merlín McQuency! No vengas aquí de nuevo Advirtió el mago a la otra bruja con la mente, era una ex estudiante que ahora era mesera, una con la que hace poco tuvo un percance. Por eso su actitud y su forma de acercarse a ellos, la demora de su pedido cuando las cosas sólo aparecían delante de él en esa mesa. Era posible que la empleada empezara un plan para arruinar su noche. Y a Severus no le gustaba que lo interrumpan en algo que había calculado con anterioridad.

Sin embargo la joven ex alumna regresó otra vez a pesar de los gritos de Snape en su mente, porque simplemente era una malcriada convencida de ser capaz en estropear el cuidado interesado de Snape hacia su compañía. Se le había aparecido las agallas de molestarles con mentiras.

-¿Le contó a su novia que soy su mujerzuela favorita? -la ex Slytherin lanzó con veneno y se quedó de pie entre los dos, cerca de la mesita.

Snape se tensó y vio la incomodidad de Granger ante eso, su gesto entre cuestiones y asombro. Él se quedó callado para ver si la otra seguía en esa mentira empezando a apretar el ceño y hacer una mueca de rechazo e indignación aunque trataba de mantenerse calmo.
Se quedó viendo la mesa después de soltar una servilleta que tomaba entre sus dedos en un gesto fastidiado.

-Hola Hermione, quizá no me recuerdas, soy cuatro años mayor que tú y estudié en Hogwarts. Después de que salí al profesor le gustaba venir por mí al anterior trabajo, porque ahora soy mecera gracias a su escrupulosa moral repentina -despúes de mirar a la castaña se giró un poco más hacia Snape-, ¿Le dijo que hace poco usted estuvo en mi habitación, Profesor? Fue la otra noche ¿Lo recuerda? -miró a Snape a los ojos porque eso no era mentira.

Snape creyó que no tenía otra salida que responder. Se acomodó en su silla hacia atrás en una postura altiva, sus manos descansaron en cada uno de sus muslos.

-Es cierto, estuve en su habitación... -fue lento y audaz sin perder su altivez exagerada. Asintió al mismo tiempo después de usar aquella voz gruesa y lenta- Y si... Es como usted dice por eso le invito a contarle a su joven y educada compañera Granger ¿Qué es lo que más le gusta de mí cuando he estado a solas con usted, McQuency? -le alzó una ceja después de hablar con tono sarcástico.

La joven no esperaba que Snape le siga la corriente así que debió inventar algo veloz.

Snape sin embargo se puso de pie para recriminar duramente porque detestaba las mentiras y sobre todo a una estudiante necia con algo como eso de su persona ¡Un completo escándalo!

Love and PotionsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora