Love and Potions

Cap 4

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-Lo haré -Hermione coincidió en su última frase-, hasta mañana -caminó hacia la puerta-, creo que voy un minuto tarde a Runas antiguas -se despidió con la mano para salir al pasillo.

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Al día siguiente Hermione había utilizado todo el tiempo libre que tuvo para terminar las investigaciones a pesar de las protestas de sus amigos, en especial de cierto pelirrojo que constantemente le reclamaba el poco que tiempo que compartían desde aquel beso en la cámara de los secretos. Y ahora Ron al ver la rosa que cargaba en su mochila se había puesto de un humor horrible por lo que no le fue difícil quitárselo de encima y así poder concentrarse en los resúmenes.

En ese momento se encontraba en su recamara acomodando sus apuntes y el viejo libro que Snape le había prestado en su mochila, todo lo demás lo había sacado para dejar espacio por si acaso su profesor lo necesitaba en las compras que harían en Hogsmeade. No podía dejar de pensar en la última mirada que recibió de él, había sido tan intensa que juraría que esos ojos estaban hechos de fuego pero no sabía qué significaba o si su profesor le había tratado de decir algo, lo más lógico para ella fue pensar que veía cosas donde no las había, al estar tan desesperada por recibir la ayuda del mayor su mente le jugaba una mala broma mientras estaba pensando demás las cosas.

-Será mejor que me prepare, ya son las siete con quince -puso en agua la rosa del lado derecho de su cama y sobre la mesita al mismo tiempo que veía el reloj. Convocó ropa limpia con un hechizo no verbal y se dispuso a ir al baño.

Aún a diez minutos para las ocho de la noche cuando se movía de camino al salón de pociones. Había optado por unos pantalones de mezclilla que se ajustaban perfectamente a su cuerpo y una blusa de algodón manga larga con cuello cuadrado en conjunto con sus tenis más cómodos.

-Recuerda que puede leerte, Hermione, no pienses cosas raras -se dijo tomándose de la correa cuando ya podía ver la puerta de su aula.

Ahí frente a ese rectángulo de superficie oscura inerte entre esa oscuridad natural de las mazmorras con paredes de piedra en diseños lineales, dio tres toques a lo que definitivamente era la puerta del salón de pociones.

***

Un hombre de levita oscura hubiera querido disfrutar una comida tranquila para no sentirse incompleto después de la cena. Sin embargo él tuvo que apresurar por obvias razones. Lucius Malfoy no conforme con ir a él en cada espacio muerto de su horario de profesor, lo siguió al aula de pociones a esa hora y este ser inquietante de mentón cuadrado y cabellos rubios platinos no tenía ganas de irse porque quería ver hasta cuándo era suficiente para hartar la paciencia del otro ex mortífago.

Snape estaba enojado porque esa chica Gryffindor aparecería en cualquier momento y no quería que viera al padre de Malfoy ahí en esas actitudes muy poco decorosas, tan coqueto como Lockhart en su época, sobre todo con las alumnas de último año.

-Déjame en paz aunque sea un instante en el día, Malfoy ¡Por Merlín! -deletreó el pocionista quien ahora reposaba la cadera en una carpeta de estudiante individual, con las manos cruzadas en el pecho y su mirada recriminadora. Era una postura que últimamente usaba mucho.

-Sólo digo que si vas a sacar a tu alumna de veinte años allá afuera es necesario que tengas un chaperón que impida que se enamoren, o peor que pasen cosas de las cuales luego pueden arrepentirse -Lucius sonrió malicioso.

-No creas que no sé lo que haces, pues a diferencia de ti yo no busco nada con ella más que ayudarle en su investigación... Algo importante -Snape mentía descaradamente con el tono de la voz y la postura almidonada de costumbre. Esa noche era su oportunidad de ser un hombre distinto por primera vez en su vida porque por una razón que aún no conocía, tenía otra oportunidad, todas las señales y espacios grandes le decían que debía relajarse un poco, tenía que conocer algunas facetas de esa mujer inteligente con la cual siempre había tenido alguna rencilla o malentendido, una estudiante mayor en la que había puesto un interés importante y repentino. Porque lo notó, al sacar una estrategia de averiguaciones sutil frente a esta bruja que pisó ese espacio pequeño de cuerda astuta e imposible delante de sus ojos negros intensos. Granger no intentó quejarse o intentó librarse del juego de sus palabras. Ella misma había ido hacia él en suma confianza y algunos halagos extraños. Sólo necesitaba una pequeña entrada más para ver con claridad y después de tener su respuesta la dejaría en paz porque no era un niño-, Iré a Hogsmeade a conseguir algunos ingredientes que me hacen falta en el almacén. Ella aceptó mi guía por eso viene conmigo.