Alice salió del apartamento de Donovan sin mirar atrás, sintiendo que el aire de la noche era lo único que le ofrecía algo de claridad en medio del caos que invadía su mente. No sabía a dónde ir, pero tampoco le importaba. Las luces de la ciudad le parecían un eco lejano, irrelevante, mientras sus pasos se sucedían casi sin rumbo. Estaba tratando de huir de sus propios pensamientos, pero por más que caminara, todo seguía ahí: Donovan, Jake, su propia confusión, como si fueran fantasmas persiguiéndola.
En algún punto, se detuvo frente a una tienda de conveniencia, sus ojos fijos en las botellas de alcohol tras el vidrio. Sabía que no era una buena idea. Había visto a su hermano Erick lidiar con las consecuencias de beber demasiado, con problemas que parecían no tener fin, y siempre había prometido no seguir sus pasos. Pero esta noche, se sentía perdida, como si nada más tuviera sentido. Entró y compró una botella de vodka sin pensarlo demasiado.
El líquido quemaba su garganta con cada sorbo, pero le daba una sensación extraña de control, aunque fuera efímera. Mientras bebía, sus pensamientos se volvían más confusos, más desordenados. Caminó sin rumbo hasta llegar a la casa de los White, donde todo le resultaba familiar, pero al mismo tiempo lejano. Se dio cuenta de que había dejado sus llaves en el apartamento, pero eso no la detuvo. Rodeó la casa, tambaleándose ligeramente, murmurando para sí misma, soltando quejas incoherentes sobre todo y nada a la vez.
Justo cuando pensaba que la noche se volvería aún más caótica, vio una silueta moverse a lo lejos, en la piscina. Se frotó los ojos, pero la figura seguía allí, bañándose bajo la tenue luz de la luna. Era Jake. Alice se detuvo en seco, su corazón acelerándose, no por el alcohol, sino por la súbita presencia de él. Jake la había visto también, y durante unos segundos, se quedaron mirando, sin decir una palabra.
—¿Jake? —balbuceó Alice, caminando torpemente hacia la piscina, la botella de vodka aún en su mano—. ¿Qué... qué haces aquí?
Jake nadaba perezosamente, como si nada en el mundo pudiera perturbar su calma. —Es tarde, Alice. ¿Estás bien? —preguntó, aunque su tono sugería que ya sabía la respuesta.
—¿Bien? ¿Yo? —Alice soltó una carcajada vacía—. No... no lo sé, Jake. Nunca sé nada cuando se trata de ti... de todo esto. —Se dejó caer junto al borde de la piscina, su mano colgando sobre el agua, jugueteando con el reflejo de las luces.
Jake nadó hasta el borde y se apoyó con los brazos sobre el borde de la piscina, mirándola con una mezcla de curiosidad y preocupación. —Alice, estás borracha.
—¡Sí! —respondió ella, riendo de nuevo—. Estoy muy, muy borracha. Porque... porque no sé qué más hacer. Intenté todo, ¿sabes? Incluso con Donovan, intenté... olvidarte. Ser feliz. Pero no puedo. Porque... ¡porque te sigo amando, Jake! —soltó sin más, las palabras escapando sin filtro alguno.
Jake la miró en silencio, sus ojos oscuros reflejando una mezcla de emociones que Alice no podía descifrar en su estado actual.
—¿Donovan? —preguntó él suavemente—. ¿Tú y Donovan...?
—Sí, Donovan. —Alice tomó otro trago, dejándose caer completamente sobre el césped húmedo, mirando al cielo—. Pensé que él sería la respuesta. Que si me alejaba de ti, de todo esto, todo sería más fácil. Pero no lo es. ¡Nada es fácil! —gritó al aire, su frustración brotando en cada palabra—. Sigo aquí... contigo, en mi cabeza. Incluso cuando estoy con él, te veo a ti. ¡Es tan... estúpido!
Jake salió de la piscina, goteando agua mientras se arrodillaba junto a ella, su expresión tranquila a pesar de las palabras que acababa de escuchar. —Alice... tienes un futuro brillante. Yo soy un desastre. No tienes por qué hacer esto.
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Hasta No Sentir Nada Por Ti (Saga de Los Hermanos White)✔
Fiksi RemajaDespués de la presunta huida de Jake; Alice, tras meses de estar completamente separada de él, decide ponerle un ultimátum a los sentimientos que guardaba hacía él y empezar de nuevo, dándose la oportunidad de vivir nuevas experiencias y conocer nue...