﹙VI | Explicaciones﹚

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Finalmente era sábado, y ahora me encontraba en un dilema.

¿Qué ropa me pondría?

No es como si fuera la gran cosa, solo vería a Roier, en su casa.. vería a su familia - probablemente - y los nervios me carcomian.

Opte por darme una ducha primero, la necesitaba, y mucho, después tomaría mi ropa.

Me adentre rápidamente al baño para poder ducharme, hoy no podría pedirle a mi padre que me llevará así que tendría que ir por mi cuenta, aún no checaba donde quedaba la casa de Roier, supongo que no esta muy lejos o al menos eso espero, no quiero tardar tanto en llegar. En la noche nos habíamos quedado hablando un poco sobre esto, acordamos la hora, nos veríamos a las diez de la mañana en su casa y de ahí quizás podríamos hacer algo adicional, o al menos esa era mi idea - que no le propuse - por ahora, cuando note que ya era algo tarde me despedí y el quedó de enviarme su dirección, pero aún no lo había visto.

En cuanto salí de la ducha me sentí renovado, no tenía la costumbre de levantarme tan temprano pero el día lo ameritaba, ¿Ir a la casa de Roier? No me lo esperaba pero por alguna razón.. me emocionaba.

Desde el día que beso mi mejilla me sentía extraño junto a Roier, mas.. cómodo. Buscaba tener un poco mas de contacto con el y era extraño viniendo de mi, ya que yo no quería tener contacto físico con Roier si no lo requería. Desde ese día lo abrazaba con mas frecuencia y era demasiado extraño, sin duda.

Salí del baño un poco mas relajado para ahora si escoger la ropa que usaría hoy, no quería llevar la gran cosa pero tampoco quería verme mal, ni que fuera Roier..

Tome una camisa blanca y por encima coloque un suéter de color azul marino, tenía un cierre por el cuello, si me daba calor podría quitarmelo sin problemas ya que llevaría la camisa blanca debajo, también tome unos pantalones negros un poco holgados y mis zapatos más cómodos, pero de color blanco.

— Con esto estoy bien. — Dije, mirando fijamente la ropa que había sacado.

Me arregle lo mas rápido que pude, para así al terminar tomar mi teléfono y entrar a mi conversación con Roier de la noche anterior.

— Espera.. ¿Qué? — Mire fijamente mi teléfono sin poder creer lo que veía.

Roier vivía cerca de aquel parque que frecuentaba con mis amigos, solo que era por aquella zona "privada" del sitio. Baguera me habló de ella una vez, me había dicho que solamente la gente con dinero vivía en ese lugar.

— Mierda, esto no me lo esperaba para nada.

Deje mi teléfono en mi cama aún sin poder creer lo que había visto, pero decidí ignorarlo, por ahora. Después me volvería loco por una tontería como esta, baje al comedor viendo que mi madre estaba preparando el desayuno, sonreí con alegría al verla.

— Buenos días mamá.

— ¿Cellbit, qué haces despierto tan temprano?

— Voy a ver a alguien entonces tenía que levantarme temprano.

— Es un poco extraño el verte despierto tan temprano por alguien, hijo. — Aparte la mirada, estando conciente de que buscaba molestarme con esto.

— ¿Cellbit? — Voltee a ver a mi padre, quien se encontraba bajando las escaleras. — ¿Y ese milagro que te levantas tan temprano?

— Voy a ver a alguien entonces ocupaba levantarme temprano.

— Esto es un poco extraño, ¿No creer Rubí? — Mi madre asintio.

— Cambiemos de tema, ¿Ya esta listo el desayuno?

— Ah, si ya esta listo, solo necesito ponerlo en la mesa pero denme unos dos minutos, tengo que hacerte a ti también tu desayuno entonces Cell.

𝗟𝗮 𝗮𝗽𝘂𝗲𝘀𝘁𝗮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora