4.Margaritas

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margarita blanca simboliza la inocencia y la pureza, está muy relacionada con la niñez.


Los días se convirtieron en semanas, y la vida en Australia comenzó a sentir un poco más como un hogar. Kelly se dedicaba a surfear con Sofía cada fin de semana, y su amistad se volvía más fuerte con cada ola que conquistaban juntas. Sin embargo, cada vez que miraba el mar, un susurro de nostalgia la recordaba a Alan y los momentos compartidos.

Un día, mientras estaba sentada en el jardín de su nueva casa, su teléfono vibró repentinamente, interrumpiendo sus pensamientos. Al mirar la pantalla, su corazón dio un vuelco al ver el nombre que había estado esperando.

Alan.

Con las manos temblorosas, abrió el mensaje.

Hola, Kelly. ¡Qué sorpresa recibir noticias tuyas! Estoy bien, pero te extraño también. ¿Cómo te va en Australia?

Una ola de emociones la golpeó, y se sintió abrumada por la mezcla de alegría y nostalgia. Sin pensarlo dos veces, comenzó a escribir con entusiasmo.

¡Hola, Alan! Estoy en Australia ahora. Todo es muy diferente, pero estoy tratando de adaptarme. He hecho una amiga llamada Sofía, y hemos estado surfando juntas. A veces me acuerdo de nuestras aventuras y lo mucho que te extraño.

Enviando el mensaje, sintió que el nudo en su pecho se aflojaba. Hablar con Alan era como volver a conectarse con una parte de sí misma que había estado perdida. Esperó ansiosamente su respuesta.

Eso suena increíble. Siempre supe que tenías el espíritu aventurero. Me alegra saber que estás bien. ¿Qué más has estado haciendo?

Con cada respuesta, la conversación se volvió más fluida y natural. Era como si no hubiera pasado el tiempo, como si aún fueran los niños que jugaban juntos en el parque. A medida que compartían historias, risas y anécdotas, Kelly sintió que la distancia entre ellos se acortaba un poco más.

Mientras intercambiaban mensajes, Kelly no pudo evitar notar la chispa que se encendía en su interior. Recordaba los momentos en que sus corazones latían juntos, cuando las risas eran más fáciles y las preocupaciones no existían. Pero había algo diferente ahora. Kelly se dio cuenta de que estaba creciendo, y su corazón también lo hacía.

Con cada nuevo mensaje, las risas y la calidez que sentía al hablar con Alan la llenaban de energía. Era un rayo de luz en su vida. De repente, sentía que la vida en Australia no era solo un cambio, sino una nueva aventura, y Alan seguía siendo una parte importante de ella.

Después de varias semanas de mensajes constantes, Alan propuso hacer una videollamada.

—¿Te gustaría hacer una videollamada? —escribió—. Me encantaría verte.

Kelly se quedó paralizada al leer el mensaje. Por un lado, estaba emocionada; la idea de verlo de nuevo, incluso a través de una pantalla, la llenaba de alegría. Pero, por otro lado, el nerviosismo la invadió. No sabía cómo se sentiría al verlo después de tanto tiempo.

Finalmente, se armó de valor y respondió.

¡Sí, me encantaría!

La noche de la llamada, Kelly se preparó con cuidado. Eligió una camiseta que le recordaba a Alan, se peinó y se sentó frente a su computadora, sintiendo que los nervios la dominaban. A medida que la hora se acercaba, sintió que su corazón latía con más fuerza.

Finalmente, la pantalla se iluminó y allí estaba él. Alan, con su cabello despeinado y una sonrisa brillante que hacía que su corazón saltara. Por un momento, el tiempo se detuvo. La distancia, el océano, todo desapareció. Solo existía el momento presente.

—¡Kelly! —dijo Alan, su voz resonando con alegría—. ¡Es tan bueno verte!

—¡Alan! —respondió ella, sintiendo que la calidez de su voz la envolvía—. No puedo creer que realmente estemos haciendo esto.

La conversación fluyó sin esfuerzo. Compartieron historias sobre sus vidas recientes, se rieron de las anécdotas escolares y revivieron los momentos en que jugaban juntos. Kelly sintió que todos los miedos y ansiedades se desvanecían mientras se dejaba llevar por la conexión que siempre habían tenido.

Sin embargo, a medida que la conversación avanzaba, se dio cuenta de que había algo diferente en la forma en que Alan la miraba. Había un brillo en sus ojos, una chispa que parecía decir más que mil palabras. Por un momento, Kelly se sintió vulnerable, pero al mismo tiempo, emocionada por la idea de que su amistad pudiera ser algo más.

—Kelly —dijo Alan, su voz tomando un tono más serio—. No sé cómo decir esto, pero he estado pensando en ti mucho. A veces siento que lo que tuvimos nunca se ha ido.

Kelly sintió que su corazón se aceleraba. Las palabras de Alan resonaban en su pecho, y una mezcla de temor y esperanza la invadió.

—Yo también he pensado en ti, Alan. Muchas veces.

El aire entre ellos se volvió denso, lleno de emociones no dichas. En ese instante, Kelly supo que su amistad había evolucionado a algo más profundo. Aún había preguntas y dudas, pero lo que sentían era real y palpable.

—Quizás deberíamos hacer algo cuando vuelvas a verme —sugirió Alan, su tono nervioso—. Quiero que sepas que siempre estarás en mi corazón, no importa la distancia.

Kelly sonrió, sintiendo que las palabras de Alan eran la luz que había estado buscando. Había algo emocionante en esa posibilidad de que su relación pudiera florecer más allá de la amistad, incluso con la distancia en el camino.

—Sí, me gustaría eso —respondió, sintiendo que la esperanza se apoderaba de ella—. Me gustaría mucho.

Mientras la conversación continuaba, Kelly no podía dejar de sonreír. Las risas, los recuerdos, las promesas de un futuro juntos, todo comenzaba a sentirse como un nuevo comienzo. El pasado y el presente se entrelazaban, y aunque aún había un largo camino por delante, en su corazón, sabía que había encontrado una manera de llevar a Alan con ella, incluso a miles de kilómetros de distancia.

Esa noche, después de despedirse de Alan, se sintió llena de energía y determinación. Tenía una nueva vida en Australia, amigos que la apoyaban y un corazón que latía por un viejo amigo. La nostalgia por su pasado nunca desaparecería, pero estaba dispuesta a abrazar el futuro que le esperaba.

En los días siguientes, mientras surfeaba con Sofía y exploraba la ciudad, Kelly sentía que su vida comenzaba a tomar forma. Alan seguía en su mente y en su corazón, y con cada mensaje, se aferraba a la idea de que algún día, sus caminos volverían a cruzarse.

Sin embargo, como todas las historias, la vida tiene su manera de poner a prueba los lazos que consideramos inquebrantables. Mientras Kelly se sumergía en su nueva realidad, un cambio inesperado estaba por suceder que alteraría el rumbo de su historia.

Saturno>Lukas Urkijo ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora