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"No se si con los demás lo haces, pero conmigo lo haces muy seguido."

Wanda se encontraba sentada en el techo, pero esta vez él no la acompañaba, de hecho nadie sabía donde estaba.

Había tenido un muy mal día...

Sinceramente no quería verle la cara a nadie, eran de esos días en los que caías en un hueco en el cual sientes que no puedes salir, cuando tienes ganas de lloras pero no lo haces y decides reprimir tus sentimientos, cuando quieres desaparecer y hacer que todos te olviden, cuando estás atrapada entre querer sentir y no.

Fue algo bastante repentino, el día era como cualquier otro pero a medida que avanzaba todo se venía abajo.

Y no solo ese día, durante toda esa semana se había sentido así, un dolor en el pecho y un gran nudo en la garganta.

Solo había encontrado como refugio escribir. Bastante común pero le relajaba, escuchar el sonido de la naturaleza, de sus alrededores o solo el simple silencio la hacia sentir tranquila.

Desahogar lo que sentía entre las páginas siempre fue algo que hizo desde niña, para ser específicos desde lo de sus padres.

Mentiría si dijera que ha tenido bastantes ataques de ansiedad en los últimos días, pero nadie se daba cuenta a excepción de su hermano, dado que estos eran silenciosos.

<<¿Qué puedo hacer para no sentirme así?>>

Sin embargo aunque durante esta semana se ha sentido bastante mal, había alguien que la hacía sacarle una sonrisa de vez en cuando.

Al parecer mi Brujita favorita aún se siente mal. —Murmuró sentándose junto a ella.

La ojiverde apoyó su cabeza en el hombro de él.

—¿Desde cuando soy tu "Brujita favorita"? —Dejó su libreta a un lado pero su mirada se veía perdida.

—Desde siempre...

Wanda sonrió Inconscientemente.

—Aunque me gusta cuando sonríes se cuando te sientes mal...

Ella negó y lo miró.

—Estoy bien. —Mintió.

—¿Entonces por qué tus lindos ojos están llenos de lágrimas y tu nariz esta roja?

—Por el frío. —Bromeó.

—Deja de mentirme... —Le entregó su chaqueta.

—No te miento Stephen. —Cuando ya se puso la chaqueta se volvió a acurrucar en su hombro.

—Bien...

Él sabía que ella no hablaría.

—¿Sabes? Antes de venir de regreso al complejo vi que un hombre vendía tulipanes. —Empezó a hablar. —Y cuando los vi me acordé ti... —Sacó dos tulipanes que había dejado a un lado.

Wanda por un lado estaba sorprendida, por un lado cuando lo vio llegar no se dio cuenta de que él traía esos tulipanes. Pero también por el hecho de que él sabía que eran sus flores favoritas.

𝐂𝐡𝐚𝐫𝐥𝐚𝐬 𝐍𝐨𝐜𝐭𝐮𝐫𝐧𝐚𝐬 - ꜱᴄᴀʀʟᴇᴛꜱᴛʀᴀɴɢᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora