17

28 8 0
                                    

A eso de las ocho de la mañana, Hanni se movió entre las sábanas, su cuerpo cálido y relajado por la noche anterior. Pero el momento de paz se interrumpió abruptamente por la vibración aguda de su pulsera. La pantalla parpadeó con urgencia: Perturbación Detectada.

El corazón de Hanni se detuvo un instante, la adrenalina inundándola casi de inmediato al saber que esta alerta solo significaba que el culto estaba atacando de nuevo. No había tiempo que perder. Se deslizó rápidamente fuera de la cama, sin siquiera echar un vistazo a Haerin, que aún dormía profundamente a su lado. La suavidad del momento se evaporó mientras el peso de sus responsabilidades tomaba el control.

Sus movimientos fueron rápidos y eficientes, vistiéndose y asegurando su pulsera sin pensarlo dos veces. La misión era lo único que importaba ahora; todo lo demás se desvanecía en el fondo. Su mente ya estaba enfocada en la perturbación, en lo que necesitaba hacerse, sin dejar espacio para nada más.

Salió corriendo del apartamento, la puerta cerrándose tras ella sin que se diera cuenta de que no había dejado una nota y no había mirado atrás a Haerin. Sin dudar un momento, activó su traje, el material familiar envolviéndola al instante. Todo lo que importaba era llegar a la fuente del problema antes de que fuera demasiado tarde. Mientras se balanceaba por la ciudad, la concentración de Hanni era aguda, su mente enfocada solo en la misión por delante, completamente ajena a las consecuencias de su apresurada partida.

Haerin despertó lentamente, la cálida luz del sol filtrándose a través de las cortinas empujándola suavemente hacia la conciencia. Una suave sonrisa se dibujó en sus labios mientras se estiraba, su cuerpo aún vibrando con el resplandor de la noche anterior. La noche pasada había sido increíble, y no podía evitar sentir una oleada de felicidad al recordar cada detalle. Ahora estaba más segura que nunca de que estaba enamorada de Hanni. La forma en que Hanni la había abrazado, tocado, la había hecho sentir... era todo lo que había deseado.

Al volverse en la cama, su sonrisa se desvaneció un poco al darse cuenta de que estaba sola. Hanni no estaba por ningún lado. Haerin miró la hora y ya eran las 10 AM. Supuso que Hanni debía tener algo importante que atender, así que buscó su teléfono para llamarla, deseando escuchar su voz y saber cómo estaba. La llamada sonó una vez, dos, pero luego pasó directamente a correo de voz. Haerin frunció el ceño, un pequeño nudo de preocupación formándose en su pecho, pero lo desestimó. Hanni probablemente estaba simplemente ocupada.

Aún así, a medida que pasaban las horas sin noticias de Hanni, el nudo de preocupación se apretaba más. Haerin intentó distraerse, pero cada vez que miraba su teléfono, era solo otro recordatorio de que Hanni no se había comunicado. Al mediodía, no pudo soportarlo más. Necesitaba ver a Hanni, descubrir qué estaba pasando. Tal vez algo había sucedido, o tal vez Hanni simplemente no se daba cuenta de lo preocupada que la estaba haciendo.

Con un resoplido decidido, Haerin se vistió y decidió ir al penthouse de Hanni. Mientras se preparaba, su mente regresó a la noche anterior. Se sonrojó al recordar las cosas que habían hecho, la forma en que Hanni la había mirado, tocado. Haerin estaba segura de que Hanni sentía lo mismo por ella. Después de todo lo que habían compartido, ¿cómo no podría?

Antes de salir, Haerin encendió la televisión para revisar las noticias, esperando que la distrajera. En lugar de eso, se encontró con la imagen de Spider-Woman, Quake y una arquera rubia enfrentándose a un hombre enmascarado, el mismo hombre enmascarado que la había tenido como rehén durante el robo al banco. Su corazón se detuvo un instante al ver la pelea desarrollarse, inundada de recuerdos de aquel día aterrador.

Haerin no pudo evitar burlarse al ver a Spider-Woman balanceándose por el aire. Sabía que la heroína le había salvado la vida, pero eso no significaba que tuviera que gustarle. La forma en que la habían llevado durante el robo al banco había parecido tan imprudente, tan descuidada. Y luego estaba el incidente en Central Park, donde la habían arrojado a un caótico paseo en la montaña rusa dentro del coche de Danielle, gracias al mismo hombre enmascarado. Ese día había sido una pesadilla, pero no podía ignorar el hecho de que los héroes la habían protegido, incluso si no estaba dispuesta a admitirlo en voz alta.

love in the webDonde viven las historias. Descúbrelo ahora