Sonance seguía sentada en el sofá, todavía intentando procesar el encuentro reciente con Hannibal. Lo que comenzó como una tarde tranquila de jardinería se había transformado rápidamente en una incómoda confrontación que solo ella era capaz de generar. Tequila, ahora tumbado a sus pies, la miraba con la misma expresión inocente de siempre, completamente ajeno al caos que acababa de desatar.
—Sabes, Tequila— murmuró Sonance, revolviendo distraídamente el pelo de su perro—, en el fondo, esto es culpa mía. Te dejé correr libremente y, bueno, arrancaste las flores del hombre que menos debería haber molestado. —Suspiró y dejó que su cabeza cayera hacia atrás contra el respaldo del sofá. —Lo que no entiendo es cómo he sobrevivido hasta ahora, honestamente. ¿Suerte? ¿Destreza? Probablemente un poco de ambos.—
Cerró los ojos por un momento, tratando de calmar su mente inquieta. Pero el silencio no duró mucho. En su cabeza, la narración interna que siempre llevaba consigo volvió a activarse, incontrolable como siempre.
"Genial, Sonance. Porque claro, si había una persona en el vecindario a la que no debías provocar, tenía que ser el Dr. Hannibal Lecter. Por supuesto. Vamos a arrancar flores de su jardín, seguro que no le importa en absoluto que arranquemos pedazos de su santuario privado. ¿Qué podría salir mal?"
Se levantó del sofá, incapaz de quedarse quieta, caminando de un lado a otro en la sala de estar. No era solo el miedo lo que la tenía así; había algo más. Una sensación de... curiosidad. ¿Qué significaba todo lo que había dicho Hannibal? Sus palabras parecían cargadas de significados ocultos, y Sonance no podía evitar preguntarse si lo que él había dicho sobre seguir los instintos tenía un propósito más oscuro.
—Ay, no, no empieces, Sonance. No hagas lo que siempre haces: sobreanalizar cada palabra que sale de su boca.— Se dijo en voz alta, aunque por dentro sabía que era inútil.
Desde que había llegado a este mundo, su naturaleza transmigradora la llevaba a sospechar de todo, a ver señales en cada detalle insignificante. Sabía que estaba en territorio peligroso, pero también había algo magnético en la figura de Hannibal que no podía ignorar.
"¿Y si estuviera probándome? ¿Quizá quería ver hasta qué punto puedo soportar estar cerca de él sin perder los nervios? Uff, esto es peor que cualquier serie de suspense que haya visto... porque ahora yo soy parte de ella."
Pero, ¿por qué ella? ¿Una adolescente?.
Se detuvo frente al espejo del recibidor, mirándose fijamente. Sus ojos reflejaban una mezcla de temor y emoción. No podía evitar sentir esa extraña atracción por el peligro, ese impulso de caminar por el borde del abismo solo para ver si caía. Tal vez eso era lo que había desencadenado la curiosidad en Hannibal también. ¿Veía en ella algo que no veía en los demás?
—Vamos, Sonance, deja de pensar tonterías — se dijo, sacudiendo la cabeza —Solo eres su extraña vecina que no puede mantener a su perro bajo control. No eres un rompecabezas fascinante para él, ¿cierto? Solo una molestia.—
Se dejó caer otra vez en el sofá, agotada. Pero antes de que pudiera sumergirse demasiado en su autodiálogo, su teléfono vibró sobre la mesa. Lo cogió y vio un mensaje de la abuela materna de la Sonance original. Una vaga impresión llegó a ella.
—«¿Cómo van las actividades extracurriculares? ¿Encontraste algo que te guste, cariño?»—
Sonance soltó un gemido. Había estado tan ocupada lidiando con Tequila y Hannibal que ni siquiera había pensado en eso. La semana había sido un desastre absoluto. Desde la clase de cerámica, donde accidentalmente había roto la escultura de un niño pequeño (que casi llora), hasta la clase de gimnasia donde tropezó con sus propios pies, cada intento había resultado en algún tipo de calamidad.
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Beauty and the beast's.
Fanfictionᴴᵃⁿⁿⁱᵇᵃˡ ˢᵉʳⁱᵉˢ "Su mano relajó su puño y frotó el suelo inconsciente. Un puñado de hierba verde y húmeda se liberó del agarre castigador al qué se vieron sometidos. Sus ojos se nublaron al vislumbrar el incipiente de un arcoiris tras las nubes gri...