Capítulo 6

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Nunca había besado a un chico, pero aún así sabía que ningún beso sería tan bueno como ese.

Cuando mis labios rozaron los suyos, suaves y rosados, abrí la boca instintivamente y su áspera lengua se introdujo entre mis dientes y mi boca. Una vez que su lengua estuvo dentro, me quedé flácida en sus brazos, y él me sostuvo en alto. Sentí que mis pies abandonaban el suelo y, casi sin pensarlo, rodeé su cintura con mis piernas. Su lengua empezó a explorar el interior de mi boca con ferocidad, como un cazador en busca de su presa. Sentí que algo duro me oprimía el vientre mientras me abrazaba a su cintura con las piernas cerradas. Tardé un rato en darme cuenta de lo que era. Era su polla. Sin pensarlo, apreté mi cuerpo contra él y sentí cómo dejaba escapar un gemido suave y sexy de su boca a la mía. Me tragué su deseo mientras golpeaba mi espalda contra la pared y empezaba a apretarme con más fuerza. Me sentí aturdida. No tenía ni idea de que un simple beso pudiera hacerme eso. Necesitaba más. Lo necesitaba a él. Allí mismo. Sentí sus manos deslizarse bajo mi vestido, dibujando una línea de piel de gallina en el interior de mi muslo. Entonces, de repente, estaba en la línea de mis bragas. Y entonces oí un sonido de desgarro. ¿Qué fue...? ¿Acaba de arrancarme las bragas? El aire frío que me hacía cosquillas en la piel me decía que tenía razón. Sentí su dedo bailando más cerca. En cualquier momento llegaría a la tierra prometida. Pero entonces un par de ojos destellaron en mi cerebro, llenos de ira. Pero no eran verde eléctrico. Eran color avellana. Mi rey. En un torrente de color y sonido, su imagen volvió a mí. Su cuerpo perfecto, su rostro increíble. Tuve que dejar de escuchar a mi licántropa y recordar a quién amaba.

—¡Para! —grité, empujando a Bradley fuera de mí.

Se tambaleó hacia atrás, parecía tan aturdido como yo.

—¿Qué? —preguntó con una nota gélida en la voz que me hizo preguntarme si sabía exactamente lo que estaba a punto de decir.

—No puedo —murmuré, evitando su mirada penetrante.

Bradley se quedó mirándome, con un músculo crispado en la mandíbula. Sentí un escalofrío que me recorría la espalda. Por un momento me pregunté si estaba a punto de transformarse en licántropo y desgarrarme miembro a miembro. Pero entonces se desplomó, con expresión derrotada. Me dio la espalda.

—Ve con tu tío —dijo—. Háblale de tu compañero humano muerto.

***


UNA SEMANA DESPUÉS


Realmente no pensé que volvería aquí tan pronto. Contemplar el palacio real que se alzaba sobre mí era el único pensamiento que me rondaba por la cabeza. Temía, a medias, que el Rey Dimitri me despedazara en cuanto entrara en el vestíbulo. Pero tenía que arriesgarme. Después de todo, por eso había dejado salir a Bradley de las mazmorras. Por eso había renunciado a mi sagrado vínculo de apareamiento. La última semana había sido un torbellino. Había vuelto a casa como Bradley me había pedido y le había explicado a mi tío que tenía un compañero humano que le había ocultado, pero que se estaba muriendo. Al principio mi tío había desconfiado, hasta que se dio cuenta de lo que podía ganar con esa noticia. Tal y como predijo Bradley, el creciente número de ataques de rebeldes en todo el reino había asustado al Concejo. Mi tío no tardó en convocar una reunión de emergencia del Concejo y decidieron que, tal como Bradley había orquestado, yo debía ser la compañera por elección del Rey Dimitri. Bradley realmente era un maldito genio. Puede que no fuera tan fuerte o querido como el rey, pero era muchísimo más inteligente. En cierto modo se merecía el trono. Alisé una arruga del precioso vestido verde esmeralda que llevaba, mientras mi tío rodeaba el coche para acompañarme. Poco a poco, los demás miembros del Concejo bajaron de sus coches y se reunieron a nuestro alrededor, lanzando miradas nerviosas al palacio que se alzaba ante nosotros. El Concejo siempre había temido al rey, y aunque tenían el derecho legal de exigirle que me tomara como su pareja por elección, siempre existía la posibilidad de que matara a cada uno de ellos.

Savanah: Antes de Adilah.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora