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Los rumores sobre Grom y Ash, que al principio solo eran un tema divertido para los estudiantes más jóvenes, comenzaron a extenderse a todos los rincones del instituto. Lo que empezó con unas pocas miradas largas de Grom hacia Ash, pronto se convirtió en el chisme favorito de los pasillos.

Los alumnos de las clases de Grom seguían con su plan, organizando pequeñas bromas y situaciones para acercar a los dos, pero el rumor pronto tomó vida propia. Era inevitable que en una comunidad tan pequeña como la de este instituto, donde los profesores y los alumnos compartían tanto tiempo y espacio, todos terminaran enterándose, o al menos sospechando algo.

Un miércoles soleado, justo antes del almuerzo, Jessie, Penny y Meg se encontraban en el patio discutiendo el último paso de su plan. Estaban bastante satisfechas con cómo iban las cosas. Entre bromas y empujoncitos, habían logrado crear situaciones lo suficientemente incómodas entre Grom y Ash para que la tensión se sintiera en el aire. Sin embargo, para ellas, esto apenas era el principio.

—¿Crees que lo hemos hecho muy obvio? —preguntó Meg, ajustándose la mochila en los hombros.

—¡Claro que no! —respondió Penny, con una sonrisa astuta—. Solo hemos dado un empujoncito. ¡Ni siquiera han sospechado todavía!

Meg asintió, siempre dispuesta a seguir el liderazgo de la pareja de Jessie y Penny. Ella era la más creativa del grupo, y solía ser quien proponía las ideas más arriesgadas, aunque a veces necesitaba que las demás las suavizaran un poco.

—Bueno, igual, será divertido ver qué pasa —dijo Meg, encogiéndose de hombros—. No podemos detenernos ahora.

En la sala de profesores, la atmósfera era relajada. Algunos profesores tomaban un café rápido entre clases, y otros aprovechaban para organizar materiales o revisar correos electrónicos. Grom estaba allí, como de costumbre, algo distraído mientras revisaba los exámenes de su clase de Historia. Sin embargo, estaba claro que no podía concentrarse del todo. El nerviosismo y la incomodidad de los últimos días lo perseguían.

Mientras hojeaba las pruebas, su mente volvía una y otra vez a los extraños momentos con Ash. Cada vez que veía al conserje, ya sea en su aula o en los pasillos, sentía su corazón latir más rápido, y para colmo, parecía que últimamente Ash aparecía más de lo normal. ¿Por qué estaba tan pendiente de alguien a quien apenas conocía? Él lo sabía, claro que sabía que se sentía atraído por Ash, pero nunca lo admitiría.

Piper, la profesora de Lengua y Literatura, y hermana menor de Grom, entró con su actitud tranquila y amable. Al ver a su hermano tan absorto en sus pensamientos, no pudo resistirse a hacerle una de sus bromas habituales.

—Ey, hermanito —dijo Piper mientras se apoyaba en el marco de la puerta, con una sonrisa dulce, que escondía una maliciosa—. Solo me preguntaba... ¿qué es más difícil: enseñar la Revolución Francesa o asegurarte de que tu aula esté siempre impecable?

Grom levantó la vista, algo desconcertado, pero antes de que pudiera responder, Piper continuó:

—Aunque parece que últimamente tienes a alguien que te ayuda con eso, ¿no? Ya sabes, me he dado cuenta de que Ash ha estado por ahí más de lo habitual. ¿No te parece raro?

El rostro de Grom se puso de un rojo intenso. Balbuceó una respuesta rápida, intentando negar la implicación de Piper, pero esta solo sonrió más ampliamente.

—No, no, yo solo... a veces necesito ayuda... con cosas... ya sabes... los alumnos son... uno poco, emm... caóticos —intentó explicar Grom, pero las palabras no salían con claridad.

Piper le dio una palmada en el hombro y se alejó, riéndose mientras Grom se quedaba allí, todavía aturdido y con el corazón acelerado.

¿Cómo se ha dado cuenta Piper de esto? ¡No puede ser tan obvio, verdad?, pensó Grom. Pero la idea de que los demás empezaran a notar algo lo puso aún más nervioso.

𝗹𝗮 𝗽𝗮𝗿𝗲𝗷𝗮 𝗱𝗲𝗹 𝗶𝗻𝘀𝘁𝗶𝘁𝘂𝘁𝗼 - 𝗴𝗿𝗼𝗺 𝘅 𝗮𝘀𝗵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora