CASE 8

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Los ojos de Tsukishima siempre habían tenido una habilidad especial, siempre se abrían unos minutos antes que sonara la alarma. El rubio suponía que se debía a que si era despertado por el estruendo que provendría del aparato, estaría de mal humor el resto del día. Pero ahora tenía otra razón para despertarse antes.

Su campo de visión periférico inferior estaba ocultado tras unos revoltosos pelos verdes, no lo suficientemente largos como para meterse en sus ojos pero lo suficientemente cerca para notar su aroma. Su mano se perdió entre aquella forestación, sintiendo al fin el peso de un cuerpo tumbado encima del suyo. Esa era su forma favorita de despertarse, siendo él quien la primera cosa que Tadashi viera en el día.

- Mhnm...

- Buenos días.

- Mm, buenos días Tsukki.

Yamaguchi había adoptado este apodo para referirse a Tsukishima al poco tiempo de conocerse. El más alto se encontraba realizando el mismo camino a casa de cada lunes a viernes cuando pudo oír los sonidos de una pelea. Su mirada se dirigió a su izquierda, al parque en el que solían jugar al fútbol los más pequeños, pero esta vez los jugadores estaban petrificados, viendo como un grupo de niños pegaban a otro.

El rubio no quería meterse, ni conocía a los acosadores ni al acosado, pero su empatía le había hecho desviarse de su camino para plantarse delante del grupo de abusadores. Al principio, estos intentaron verse amenazadores, pero al ver que Tsukishima era mucho más alto que ellos, se retiraron no sin dedicarles palabras llenas de veneno al pobre chico que se encontraba en el suelo.

- ¿Te encuentras bien?

- Sí... Eso creo.

- ¿Puedes levantarte?

- Ehh, creo que sí-¡Ay!

El chico estaba a punto de caerse después de su intento de levantarse, pero el rubio consiguió interceptarlo. Luego, dirigió su mirada al pie del otro, viendo como el morado surgía del límite de su calcetín.

- ¿Vives cerca de aquí?

- Sí, es siguiendo ese camino de ahí.

Tsukishima accedió a llevarlo hasta allí, dado que también se encontraba en dirección a su casa. El camino fue corto e inundado de silencio, pero el pequeño Tadashi no se había sentido tan cómodo con alguien desde hacía un tiempo, por lo que no dejó que su nerviosismo le obligara a iniciar una conversación, lo último que quería era molestar a su salvador.

- Es aquí.

- ... ¿Te has mudado ahora?

- ¿Eh? Sí, ¿Vas a la escuela Amemaru? Es ahí donde me apuntaron mis padres y estaría muy bien conseguir un amigo que también vaya antes de que empiecen las clases.

- No, digo sí, sí que voy a Amemaru. Pero eso no es por lo que pregunté.

- ¿Y por qué fue?

- Porque yo vivo ahí al lado.

Los ojos de Tadashi miraron en dirección a donde el chico alto señalaba, viendo que efectivamente sus casas estaban pegadas. Aquello emocionó al pequeño Yamaguchi, esperando que aquello fuera una señal del destino de hacer su primer amigo.

- Me llamo Yamaguchi Tadashi, un placer.

El chico dejó relucir la más brillante de sus sonrisas, tomando al más alto por sorpresa y haciendo que – por alguna razón que Tsukishima aún desconocía – su corazón latiera de manera descontrolada.

- Yo soy Tsukishima Kei...

- ¡Tsukki!

El mencionado salió del trance que estaba sumido para mirar a su pareja, con quien estaba compartiendo apartamento. Antes de ponerse a soñar despierto, Tsukishima se encontraba bebiendo su café mañanero por lo que continuó su acción, maldiciendo que la calidez del líquido se había esfumado en el tiempo en el que se dispuso a rememorar su recuerdo más preciado.

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⏰ Última actualización: Oct 13 ⏰

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