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Durante la hora de estudio en el colegio, Manuel se sentó junto a Martín en la biblioteca. Estaban trabajando en un proyecto juntos. Uno de literatura.

Manuel comenzó a hablar sobre su abuela, que había fallecido recientemente. Se emocionó al recordarla.

El rubio lo escuchó atentamente, con compasión en sus ojos. Sabía cómo se sentía Manuel, ya que había perdido a su propio abuelo hace unos años.

Sin pensarlo, Martín puso su mano sobre la de Manuel, en un gesto de consuelo.

El de ojos avellanas se sintió sorprendido, pero no retiró su mano. En ese momento, se sintió conectado a Martín de una manera profunda.

— Gracias, Tincho — dijo con cariño.
Martín sonrió suavemente.
— Estoy acá para vos, Manu

En ese instante, Martín quería revelar su secreto, decirle que era el autor de las cartas. Pero se contuvo.
No quería arruinar el momento, ni perder la confianza de Manuel.

Así que se quedó callado, disfrutando del calor de su mano sobre la de Manuel.

La conexión entre ellos creció en ese momento, sin que Manuel lo supiera.

Martín se prometió a sí mismo que pronto revelaría su secreto, pero por ahora, disfrutaría de la cercanía con Manuel.

Cartas anónimas - ARGCHI. [ 🇦🇷X🇨🇱 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora