Capítulo 4. Destino revelado

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Por las noches, cuando la oscuridad se apoderaba del mundo, era el momento perfecto para cazar

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Por las noches, cuando la oscuridad se apoderaba del mundo, era el momento perfecto para cazar. Sus presas eran aquellos que, según su propio juicio, merecían morir. Cada muerte era un intento desesperado de saber que no era un completo monstruo.

Una noche, un aroma extraño y cautivador la llevó hasta una joven de cabello pelirrojo, solitaria en un callejón vacío. Era su próxima víctima, o eso pensaba. Sin embargo, antes de que pudiera atacar, la mujer levantó una mano, y una fuerza invisible la arrojó contra la pared con tal violencia que quebró el concreto.

Se levantó lentamente. Una sonrisa apareció en su rostro mientras observaba a la pelirroja que la había atacado. El miedo era palpable en los ojos de su agresora, quien levantaba una mano temblorosa hacia ella, intentando reunir algo de coraje.

—¿Que haces?—preguntó con calma Veronika.

Los ojos de la joven se abrieron en una mezcla de sospresa y terror. Lo  que debía haberle hecho retorcerse de dolor, no había surtido efecto.

Veronika sentía algo recorriendo su cuerpo, un hormigueo, pero no le dolia ni le afectaba como debería.

La carcajada estalló cuando entendió lo que quería provocar aquella mujer.

—¿De verdad crees que, después de todo lo que he soportado, algo tan simple puede hacerme daño? —se burló, sacudiéndose el polvo de la ropa con indiferencia—

La otra mujer tragó saliva, intentando no sucumbir al pánico, pero el miedo la consumía, y más cuando las sombras de ese callejón apenas iluminado comenzaron a moverse, a alargarse, a tener vida propia susurrando la muerte.

—Eres tú—dijo llena de miedo—

—¿Nos conocemos?— pregunto entrecerrados los ojos acercandose lentamente mientras la joven pelirroja retrocedía hasta chocar con la pared—

—Eres quien nos destruirá.

Veronika frunció el ceño ante las palabras.

—¿De que estas hablando?

—Tú destino.

》No lo sabes— afirmó con sorpresa más para ella misma—

—¿Que es lo que debo saber?—pregunto con seriedad—

La mujer titubeó y fue suficiente para encender la ira de Veronika, quien, en un movimiento rápido, la agarró por el cuello y la levantó del suelo, presionándola contra la pared con fuerza.

—Habla—demandó— Y tal vez te deje vivir.

La joven jadeó, luchando por respirar, sus ojos desbordándose de terror.

—No lo harás— apenas podía hablar—

El agarre que la mantenía prisionera se aflojó lo suficiente para que cayera al suelo, tosiendo y tratando de recuperar el aliento. El dolor en su pecho le recordaba lo frágil que era ante aquella presencia.

𝑬𝑳 𝑫𝑬𝑺𝑷𝑬𝑹𝑻𝑨𝑹 𝑫𝑬 𝑳𝑨 𝑺𝑨𝑵𝑮𝑹𝑬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora