Los reyes apenas se inmutaron tras recibir la carta que explicaba la desaparición de Stephen, en cuestión de días ya habían designado a su reemplazo: Alerik, el hermano de Alyssa.
—Todo esta resultando extrañamente conveniente—comentó Veronika—
Alyssa, que había ido a buscarla para compartir la noticia, la encontró sentada en el jardín, en un banco junto a las rosas blancas, absorta en la fragancia y el color de las flores. O eso creía la bruja.
—¿Por qué tu hermano y no tú? —preguntó Veronika, sin apartar la vista de las rosas.
—Mi hermano puede leer la mente mediante el tacto —respondió Alyssa, cruzando los brazos con serenidad.
—Pero tu habilidad es infligir dolor —dijo Veronika, sin rodeos.
—Es más conveniente y menos violento el don de mi hermano para sacar cualquier información—replicó la pelirroja con calma.
—Con tu habilidad también se podría obtener información. Es igual de efectivo —insistió Veronika—
Alyssa suspiró, jugueteando con un mechón de su cabello.
—No me agrada usar mi habilidad. No... de esa forma.
—Pero bien que quisiste usarla conmigo aquella vez —dijo Veronika, con una sonrisa maliciosa.
—Era defensa propia —replicó Alyssa, frunciendo el ceño—. Aunque, para ser sincera, ni siquiera fue efectivo.
Veronika permanecía inmóvil, contemplando las rosas blancas con una intensidad sombría. Alyssa, estaba sentada junto a ella, respetaba el silencio, aunque la tensión en el aire era palpable. El jardín, que en otro momento habría sido un lugar de calma, parecía ahora cargado de sombras invisibles.
Finalmente, Veronika rompió el silencio, su voz apenas un susurro:
—Eran las favoritas de mi madre.
Alyssa, sorprendida por el comentario, dirigió su mirada hacia las flores, buscando algo que no veía.
—Son hermosas —respondió, intentando suavizar el momento, aunque no podía sacudirse la sensación de que había algo más detrás de esas palabras.
Veronika soltó una risa amarga, su mirada aún fija en las rosas.
—Las odio.
Alyssa la observó, desconcertada por la confesión.
—¿Por qué? —preguntó en voz baja—. No entiendo… son bellas.
—Porque me recuerdan a ella —dijo con un deje de amargura en la voz.
Alyssa frunció el ceño, sin comprender del todo.
—¿Eso es malo? —preguntó con suavidad, aunque algo en el tono de Veronika ya le hacía temer la respuesta.
Veronika cerró los ojos por un momento, como si reviviera un recuerdo demasiado doloroso.
—Lo es —susurró— cuando recuerdas que está muerta... por tu culpa.
El peso de sus palabras cayó como una losa entre las dos. Alyssa titubeó, sin saber si debía preguntar más, pero su curiosidad y preocupación la llevaron a avanzar.
—¿Puedo preguntar… qué pasó?
Veronika soltó un suspiro tembloroso, como si liberar ese recuerdo fuera una tortura. Miró al suelo por un momento antes de volver a fijar la vista en las rosas.
—Desperté bajo tierra, sin saber qué estaba ocurriendo —comenzó, su voz cargada de dolor y arrepentimiento—. Estaba desorientada, aterrada... sólo quería encontrarla, quería verla.
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𝑬𝑳 𝑫𝑬𝑺𝑷𝑬𝑹𝑻𝑨𝑹 𝑫𝑬 𝑳𝑨 𝑺𝑨𝑵𝑮𝑹𝑬
FantasyNo era coincidencia que la hubieran capturado, aislado y sometido a torturas inimaginables, para convertirla en un monstruo, y que estuviera destinada a convertirse en uno.