006. Crossing Lines

190 22 1
                                    

Estonia | 03 de Junio── Juliette Howard

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estonia | 03 de Junio
── Juliette Howard.

Estos días han sido un poco tensos, pero a la vez relajados. Con Cillian hemos estado pasando más tiempo juntos, aunque no de la manera en la que lo hacíamos antes. Las conversaciones son más cuidadosas, y tratamos de mantener las distancias, pero la tensión entre nosotros es inevitable. Ambos lo sentimos, aunque ninguno quiera admitirlo del todo. Es como caminar sobre una cuerda floja, sabiendo que un paso en falso podría cambiarlo todo.

Hoy, después de un largo día de grabación, entré al elevador con mi mente a mil por hora, repasando una escena que acababa de filmar. Ni siquiera me di cuenta de que no estaba sola hasta que la puerta comenzó a cerrarse y escuché una voz familiar a mi lado.

— Juliette, hola.

Me volteé para encontrarme con Yvonne, la esposa de Cillian. Mi corazón dio un vuelco instantáneo, y sentí una incomodidad que me recorrió todo el cuerpo. Intenté actuar lo más normal posible, ofreciéndole una sonrisa educada.

— Hola, Yvonne. ¿Cómo estás?

— Bien... bueno, en realidad no tan bien — respondió ella, soltando un suspiro cansado.

Mis nervios se intensificaron. No sabía si quería saber lo que venía a continuación, pero no tenía opción. Estábamos atrapadas en ese pequeño espacio, y no había escapatoria.

— ¿Pasa algo? — pregunté con cautela, tratando de sonar interesada sin dejar entrever mis propios conflictos internos.

Yvonne me miró, sus ojos reflejaban agotamiento. Parecía estar cargando con algo que necesitaba soltar, y al parecer yo iba a ser la persona con la que lo haría.

— Es Cillian — dijo finalmente, sus palabras llenas de frustración. — Últimamente ha estado... raro. Distante. Como si no estuviera realmente aquí. Sé que está trabajando mucho, pero siento que hay algo más.

Mi corazón se aceleró, aunque intenté mantener una expresión neutral. Sentía el peso de sus palabras, y una culpa invisible comenzó a apoderarse de mí.

— A veces eso pasa con el trabajo, ¿no? — respondí con cuidado. — Las grabaciones pueden ser intensas.

Yvonne asintió, pero no parecía convencida.

— Sí, pero esto es diferente. Ha estado así por semanas. Apenas hablamos de cosas importantes, y cuando lo hacemos, es como si él estuviera en otro lugar, con otra persona.

Me estremecí ante esa última frase. ¿Sabía algo? ¿Sospechaba? Traté de no dejar que mis pensamientos me delataran.

— Seguro es solo el estrés — añadí, intentando desviar la conversación a algo más general.

— Tal vez, pero… no lo sé. Algo no está bien, y ya no sé qué hacer. Me siento sola, incluso cuando está en casa.

El dolor en su voz me hizo sentir aún más incómoda. No quería estar ahí, escuchando los problemas maritales de Cillian y Yvonne, pero sabía que no podía simplemente ignorarla. Estaba claro que necesitaba desahogarse, aunque yo fuera la última persona en la que debería confiar.

— Lamento escuchar eso, Yvonne — dije suavemente. — Estoy segura de que las cosas mejorarán con el tiempo. A veces las relaciones pasan por momentos difíciles.

— Espero que tengas razón, Juliette — Me dió una sonrisa. — A veces solo desearía que todo volviera a ser como antes.

Yvonne había confiado en mí, y yo estaba ocultando lo que realmente estaba pasando entre Cillian y yo. Sabía que, si no teníamos cuidado, todo esto podría acabar muy mal, no solo para su matrimonio, sino también para mí.

Cuando las puertas del elevador se abrieron, Yvonne y yo salimos juntas. Ella terminó de ajustarse el bolso y, con una sonrisa algo más relajada, me miró.

— Fue un gusto platicar contigo, Juliette —dijo Yvonne— Lamento haberte contado tantos problemas personales, pero necesitaba desahogarme. Iré a buscar a Cillian ahora.

Le devolví la sonrisa, aunque por dentro sentía el peso de sus palabras. Asentí con la cabeza, deseando que la conversación terminara pronto.

— No te preocupes, Yvonne. Espero que todo se solucione pronto —respondí, intentando sonar lo más neutral posible.

Yvonne me dio una pequeña palmadita en el brazo antes de girarse e irse por el pasillo. Suspiré aliviada cuando se fue, pero ese alivio fue de corta duración. Mientras caminaba hacia mi camerino, de repente lo vi: Cillian. Se detuvo al verme, y en cuestión de segundos, se acercó.

— Juliette... —dijo, su tono cargado de esa misma intensidad de antes.

No tuve tiempo de reaccionar antes de que él estuviera a escasos centímetros de mí. Sentí cómo el aire se volvía más denso, y la tensión entre nosotros crecía, palpable.

— ¿Todo bien? —preguntó, su mirada escrutadora recorriendo mi rostro. Su cercanía me desconcertaba, y el silencio del pasillo solo acentuaba lo inevitable.

— Sí, todo bien... —murmuré, apartando la mirada, aunque sabía que no era verdad. Me sentía atrapada entre el deseo y la culpa. Él era un hombre casado, e Yvonne, aunque no lo sabía, estaba justo detrás de nosotros, buscándolo.

Cillian, sin embargo, no parecía importarle. Dio un paso más cerca, su cuerpo casi rozando el mío. Su mano se levantó lentamente, como si quisiera tocarme, pero se detuvo a medio camino.

— No puedo dejar de pensar en ti, Juliette. Cada vez que estamos juntos... —susurró, su tono bajo, casi suplicante. Lo miré, sin poder evitarlo, sintiendo cómo mi corazón se aceleraba.

— Cillian, esto está mal... —dije, bajando la voz. Me mordí el labio, buscando las palabras correctas—. Tienes que pensar en tu esposa, en tus hijos. No podemos...

Antes de que pudiera terminar, oímos pasos acercándose. Yvonne apareció en la esquina del pasillo, llamando la atención de ambos.

— Cillian, por fin te encontré —dijo Yvonne, acercándose con una sonrisa. En ese momento, Cillian se alejó de mí rápidamente, su expresión cambiando a una neutral en cuestión de segundos. Yvonne, sin notar nada, se acercó a él y lo tomó del brazo — ¿Todo bien aquí? —preguntó ella, mirando entre los dos.

— Sí, claro —respondí apresuradamente, sintiendo cómo mi corazón latía desbocado. Cillian me lanzó una mirada rápida, llena de una tristeza que solo yo parecía entender.

— Bueno, nos vemos luego, Juliette —dijo Yvonne con un tono despreocupado, mientras tiraba suavemente del brazo de Cillian. Él, sin embargo, se quedó quieto un segundo más, su mirada aún fija en mí, antes de dejarse llevar por ella.

Me quedé allí, viendo cómo se alejaban, con una mezcla de alivio y tristeza inundando mi pecho. Minutos después de aquel tenso encuentro, mientras intentaba tranquilizarme en mi camerino, recibí una notificación en mi celular. Al verlo, mi corazón dio un vuelco. Era un mensaje de Cillian. Sentí un nudo en el estómago y, casi sin pensarlo, lancé el teléfono sobre el sillón, como si el simple acto de leer sus palabras fuera a empeorar la situación.

Me hundí en la silla, llevándome las manos a la cara. Quería que la tierra me tragara, desaparecer del lugar y de todo lo que estaba ocurriendo entre nosotros. ¿Cómo habíamos llegado hasta aquí? ¿Cómo podía permitirme sentir algo por él, sabiendo que era un hombre casado? Me sentía terrible. Yvonne me había confiado sus problemas, y yo... Yo era parte de esos problemas, aunque ella no lo supiera.

Cillian no se merecía esto. Sus hijos tampoco. Y aun así, no podía negar lo que sentía por él, aunque intentara reprimirlo. Lo que había pasado entre nosotros no debía continuar. Pero, ¿cómo podría evitarlo cuando cada vez que lo veía, algo dentro de mí se desmoronaba?

Aventura ── Cillian MurphyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora