-No puede ser que te tenga que soportar...
-Tenemos que hacerlo por ellos...
•••
-Antes te odiaba.
-...
-Ahora te odió más...
Atenea y Gavi tienen que verse casi todos los días, y más por sus dos mejores amigos, quienes se han enamorado perdidamente...
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Atenea
Hoy fue un dia un poco agotador ya que acompañamos a los chicos a entrenar y dios. En vez de que ellos entrenaran, nosotras terminamos entrenando.
Me había terminado de poner la pijamada cuando tocaron a mi puerta.
—Pase —dije mirando la puerta extrañada.
¿Quien vendria a las diez de la noche a mi habitación?
—Hola... —saludo Gavi al entrar.
—Ey...
Camino hacia a mi sin decir algo y me abrazo por la cintura, hundiendo su cabeza en mi cuello.
—¿Qué pasa?
El no respondió.
Tome su cara con mis manos y la alze, obligándolo a mirarme.
—¿Qué pasa Pablo? —pregunte con voz dulce.
—Si no ganamos el siguiente partido perdemos —respondió triste.
Me miro con su cara triste.
Parecía perro atropellado.
—Van a ganar, confia —sonrei.
—¿Te puedo dar un beso? —preguntó con voz de niño pequeño.
Yo rei.
Lo acerque mas a mi y le bese. El no dudo ni un segundo en corresponderme, me tomo de la cintura pegándome más a el, profundizando más el beso. Hace mucho que ya no, nos besábamos, desde aquella noche.
No sabia en realidad que eramos, pero me gustaba.
—¿Puedo quedarme a dormir contigo? —preguntó entre el beso.
—Claro.
De la nada el me carga pero en vez de cargarme como bebe, me cargo como un saco de papas.
—¡Gavi bajame!
Camino hacia la cama y me tiro, se aventó arriba de mi y me beso.
El nos puso la cobija ensima, puso su cabeza en mi pecho mientras yo le hacía mimos en el cabello, así el se quedo dormido.
•••
Los 5 días siguientes hasta el partido contra Marruecos pasaron rápido. Los chicos se fueron animando poco a poco y seguían entrenando con fuerza.
