Hola,
Te escribo esta ridícula carta solo para decirte que te odio. Odio cada parte de tu ser, odio tu bella sonrisa, tus comentarios idiotas, tus palabras inventadas, tus hermosos ojos, tu actitud extravagante, tu nobleza, y tu idiotez. Desde que te conozco, quedé cautivado con tu presencia, una desastrosa presencia. Siempre pensé que era una boba admiración que desaparecería con el pasar de los días, semanas, meses o años, pero estaba equivocado, y odio estar equivocado. Aunque no tanto como te odio a ti.
Odio que, aunque lo intente, siempre termino buscándote en las multitudes, como si mi propio corazón fuera incapaz de entender que no debe latir por ti. Por mucho tiempo intenté matar este sentimiento, hacerme creer que era algo pasajero, que no debía prestarle importancia. Amores como estos son fugaces, o al menos eso es lo que me han dicho. Mi miedo a arruinar lo poco que me queda me hace tragarme este sentir, guardarlo en mi pecho y rezar por que un día ya no sienta nada. Pero nunca funciona. Por más que lo intente, este sentimiento no desaparece.
Me pregunto a veces, ¿de verdad alguien como tú se fijaría en alguien como yo? No digo que seas el ser más perfecto del universo. Todos cometemos errores, y eso es lo que nos hace lo que somos. Pero a pesar de lo imposible que me parece, aún tengo esperanzas, esperanzas de que alguien como tú, un día, me vea de la manera en que yo te veo. Soy un desastre, lo admito, pero tú haces que una catástrofe se desate en mi interior. Cada vez que apareces, mi corazón brinca. Ridículo, ¿verdad? Cuando me hablas, mis pensamientos se llenan de tus extensos monólogos y datos curiosos. Finjo que no me importa, pero no hay nada que disfrute más que escucharte hablar.
Y odio la manera en que te ríes de mis tonterías, esa risa que, aunque me hace sentir el más gracioso del mundo, también me recuerda lo lejos que estoy de tocar tu corazón como tú has tocado el mío. Cuando estamos juntos, cuando me abrazas, me miras, me hablas, me escuchas... todo mi ser se vuelve completamente tuyo, incluso cuando cuentas esos terribles chistes.
Odio tantas cosas en este mundo, pero lo que más odio es quererte. No estoy listo para amarte, no quiero amarte si tú solo me ves como un amigo. Me niego a amarte si mis intentos de conquistarte fallan. No puedo amarte si amas a alguien más. Y, a pesar de todo, no sé cómo dejar de quererte. No quiero dejar de quererte.
Tengo tanto miedo de que me veas como una simple sombra, alguien que está allí para reírse contigo, pero nunca para ser realmente visto. Me aterra que si supieras lo que siento, nunca me mirarías de la misma forma otra vez. Por más estúpido que parezca, el tener esperanzas me asusta. Tu rechazo es algo que no quiero escuchar, nunca podría superarlo. Todo de ti me encanta, todo de ti me aterra. Nunca había querido tanto a una persona. Tengo miedo, pero también te tengo a ti, no de la forma en la que deseo, pero saber que eres mi amigo me consuela... al menos por ahora.
Perdóname si estos sentimientos te incomodan o si esta carta no es entendible. Solo quiero que sepas qué odio quererte, porque sé que tú no me quieres de la forma en la que yo te quiero. Si pudieras verte a través de mis ojos, verías a un buen hombre que no tiene idea de lo que se está perdiendo. O tal vez, verías a un idiota. No lo sé. Estoy frustrado por lo que siento, pero no debería culparte por no tener idea de cómo me siento.
Perdóname por quererte. Perdóname, perdóname. Nunca quise que esto pasara. Intenté de mil maneras superarlo, pero no lo logré. No sé cómo lograrlo. No sé cómo dejar de quererte, y el dolor me consume. Siento que cada segundo que paso a tu lado es una cuenta regresiva hacia un final que nunca quise escribir. Y aquí estoy, sin saber cómo continuar viviendo con este amor que nunca pedí y este vacío que tú no puedes llenar. Tengo miedo de arruinarlo todo, de que todo sea algo fugaz, de ser juzgado por ti o por los demás.
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Odio quererte
Hayran Kurgu"Perdóname, por odiar quererte." Fue lo último que leyó de esa maldita carta.