Mi nombre es Mahidevran soy la segunda mujer del príncipe suleyman aquella que fue apodada flor de primavera, soy aquella que tiene el favor de la Kadin Ayşe Hafsa y esta es mi segunda vida.
-Bienvenida Kadin que alegría tenerla aquí vine a ver si necesitaban algo-dice con la sonrisa más hipócrita que pueda existir.
-Muchas gracias Gülfem pues, por el momento nada todo está en orden gracias por tu preocupación-digo intentado sonreír.
Después de la muerte de su hijo ella desapareció por lo poco que supe fue que se fue con la Sultana Hatice pues a pesar de los tres meses de duelo ella no se recuperaba.
Aunque ya no era una Kadin por el hecho de tener el favor de Hatice se creía con el poder de decir comentarios pasivos, agresivos y si no mal recuerdo venia con la intensión de arruinarme mi noche.
-Que lastima tu primera noche y la pasaras sola-empieza
-Así ¿por qué? -digo intentando no saber a lo que iba
-Bueno la noche de hoy habrá una gran fiesta, habrá música, bailes y comida deliciosa -dice sonriendo
-Bueno que bien me alegro supongo que el Sultán tendrá un favorita nueva-digo sin más pues estaba cansada y si esta mujer deseaba joderme mi noche pues yo también se la arruinaría.
-No esta triste? -dice desconcertada
-Yo? Porque debería de estarlo esto es un Harem y esas son las reglas, aunque sabes tal vez si me siento triste--digo para acercarme a ella-- da tristeza si la nueva concubina es olvidada rápido ya sabes muchas podemos ir al camino dorado, pero pocas nos mantenemos en la cima.
Obviamente veo su desconcierto no dice nada y sale por la puerta, sabía que esa era su intención ella jamás fue buena era como mi antigua yo, se creía demasiado la diferencia es que ella se hacía una santa ante los ojos de los demás.
Hoy a diferencia de mi vida pasada Hurrem entraría por el camino dorado y ojalá se quedara mucho tiempo ya no me importaba Suleyman ahora solo me quedaba conseguir aliados y seguir con el favor de la valide que el sultán se quedara con su amor.
Podría decirse que después de eso solo avise a la Valide que no asistiría a la fiesta solo deseaba dormir y eso hice descansar.
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Al día siguiente
Me la pase de maravilla desayune con la Valide deje a Mustafá con el sultán lo cual me sorprendió pues creí que seguía con Hurrem deje pasarlo y no pensé mucho.
Llego la noche tuvimos una reunión en el harem y aunque sé que solo era una distracción para que Hurrem fuera con el sultán no deje que me molestara pues incluso me puse a bailar con las demás favoritas estaba feliz, solo hecho de tener una oportunidad me hacía feliz.
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(imaginen que es Mahidevran)
Incluso sé que llegue a sorprender a la valide, a Hatice y muchas jóvenes incluso Gülfem que intento hacer comentarios sobre que el sultán no estuviese para mí era una buena noche.
Después de la celebración mientras Suleyman pasaba su noche con Hurrem yo la pasaba con mi Mustafá enseñándole modales cosas que podía y no podía decir.
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Paso la noche y un nuevo amanecer se dio a conocer hoy sin duda debería tener cuidado pues a diferencia de mi vida pasada hoy sería el día en que conocería a Hurrem.
Pase por la habitación de la valide y la sultana Hatice se unió a mi pues tendría que pasar por Mustafá si no mal recordaba se encontraba en el jardín jugando con el sultán, aunque no me agradase la idea que estuviera con el sultán no podía decir nada.
Narrador omnisciente
-Sultán- haciendo referencia
-Mami-grita Mustafá
-Hola, cariño -sobo su cabeza- ¿te has divertido con tu padre?
-Si mucho-dice sonriendo lo cual me hace feliz y sin pensarlo suelo sonreír
-Que bien pero ahorita es hora de irnos despídete-digo para ver al sultán con una sonrisa
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A esto el sultán no había dicho nada solo se había quedado viendo la plática madre e hijo viendo la sonrisa de la flor más bella de su harem
- Mahidevran que alegría verte-dice acercándose- porque no te quedas un rato hace mucho que no damos un paseo -dice el sultán
Mas sin embargo como siempre la Kadin lo rechaza, lo cual hacía que el sultán siempre la tuviera en mente pues incluso de joven la mujer lo alejaba.
Alejándose el dúo madre e hijo el sultán solo podía ver esa hermosa relación y esperando que algún día que la Kadin lo deje ser parte de su felicidad, pues él no era tonto y sabía que la sonrisas y caricias que le daba era solo por obligación pues su primavera hace mucho que dejo de verlo con ojos de amor.