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08 de enero de 2013

Había pasado más de una semana desde las vacaciones de fin de año, y el regreso a la escuela era inminente.

La verdad es que extrañaba la escuela, no los exámenes ni nada de eso, ni siquiera las clases, extrañaba a mis amigos.

No habíamos podido vernos durante las vacaciones de navidad, entre mis castigos y sus viajes no pudimos coordinar.

Marie dejó mi uniforme en mi habitación durante la noche, y ahora sobre mi cama reposaba la blusa blanca de cuellos redondeado, el feo suéter color borgoña y la falda cuadriculada en aburrido color gris, además de la corbata color negro con el escudo de la escuela pública Hillmore.

Me levanté temprano, mucho más de lo necesario, pero mi emoción me impedía quedarme quieta. Me duché rápido antes de que las demás niñas despertaran y fui sigilosamente al ala donde dormían los niños. Sabía que Evan todavía estaba durmiendo. Siempre era así, él y sus mañanas lentas.

—¿No puedes dormir, Claire? —La voz de Marie me sorprendió cuando entré en la sala común. La encontré parada junto a la ventana, mirando hacia el jardín.

—Demasiado emocionada —le respondí, dándole una sonrisa—. No puedo esperar para ver a todos, por cierto ¿Qué haces despierta? ¿Estás bien? — pregunté — anoche te sentí dejar los uniformes en las habitaciones.

—Marie, ¿estás bien? —pregunté con curiosidad.

—Oh, sí... noche pesada, sólo recuerdos de días pasados...—Esa respuesta me dejó una sensación extraña, pero antes de que pudiera preguntar más, se acercó y me revolvió el cabello suavemente—. Anda, ve a despertar a Evan. No vaya a ser que lleguen tarde en su primer día de vuelta. Sabes lo lento que puede llegar a ser.

Me quedé allí por un momento más, observándola, como si tratara de leer algo en su expresión. Pero Marie era como un libro con páginas faltantes; justo cuando creía que la entendía, había algo que no podía descifrar.

Decidí dejarlo por ahora y corrí hacia la habitación de Evan, mientras el sonido de la vieja radio en la sala se mezclaba con las noticias matutinas.

La hora matutina avanzó rápidamente, perdí mucho tiempo tratando de arreglar mi indomable cabello, que finalmente terminé sosteniendo con un listón.

—¡Claire no pierdas el tiempo! —gritó Marie desde el final del pasillo—. ¿Y Evan? ¡Evan, cariño, no copies las malas costumbres de Claire! ¡Vamos, pensé que este año sería diferente!

—¡Ya voy, Marie, no te enojes que te arrugas! —respondí, mientras medio me recogía el cabello en otra vez en una media cola desprolija y terminaba de meter mis cosas en la mochila.

Sabía que este año no sería igual que los demás. Una corazonada me decía que algo emocionante estaba por suceder. Mientras tanto, en la radio sonaba una canción que no conocía, pero su melodía se me quedó grabada en la mente. Algo en ella me hizo pensar que este año traería sorpresas, de esas que cambian todo.

Apresuré el paso, corriendo hacia la entrada. Como sospechaba, Evan ya estaba sentado en el auto, y Marie me miraba con esa expresión que decía: Llegas tarde otra vez. Me subí al coche, y con un bufido, Marie se puso en marcha.

—Sabía que este año también tendría que llevarlos a la escuela todos los días —dijo entre dientes, sin mirarnos—. Son solo cuatro cuadras, pero no, ni Claire ni Evan pueden caminar como los adolescentes normales.

Evan estaba sentado en la parte trasera, jugando con los botones de su chaqueta, como si nada. Yo, en cambio, intenté calmar el ambiente.

—Ok, Marie, sé que estás molesta, pero encontré la canción perfecta —dije, intentando sonar emocionada—. Y estoy segura de que, gracias a ella, este año será increíble. Pero necesito tu ayuda para saber cómo se llama. Eres la persona más nerd con la música, ¡la única que puede salvarme de esta agonía!

Marie, con su habitual paciencia limitada, permaneció en silencio, aunque vi una pequeña sonrisa intentar asomar en sus labios. Evan, por su parte, se rió burlón desde el asiento trasero.

—Por favor, Marie, ¿qué haría sin ti? Si no me ayudas, ¡saldré de tu vida ahora mismo! Detén el auto. ¡Detén el auto ahora mismo, Marie Elizabeth Knowles! —solté en mi mejor imitación dramática, agitando los brazos como demente.

Marie no pudo evitar reír, rodó los ojos con gracia.

—Primero, Elizabeth no es mi segundo nombre —dijo con un suspiro—. ¿Podrías evitarme un dolor de cabeza y dejar de ser tan dramática por una vez en tu vida? Está bien, te ayudaré, pero si la canción no me sorprende, caminas a la escuela desde mañana.

Sonreí triunfante y me hundí en el asiento, mientras el viejo auto avanzaba hacia la escuela.

Electric Youth. Debbie Gibson. dijo Marie una vez que reproduje la canción, realmente era una nerd de la música.

Pero la letra solo podía ser una señal de que este año sería diferente, lo sabía.

"Energía para la libertad,

Ponte en marcha,

No hay límites"


SERAPHIM | #1 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora