SERAPHIM | #1 ©

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Al caer la noche, regresamos a la cabaña. La estrellas resplandecen en el cielo y la luna ilumina la noche.

Risas y charlas todavía resuenan entre nosotros mientras entramos, pero yo me siento diferente, sumida en mis pensamientos.

Lucy y Sophie entran a la habitación que compartimos, platicando tranquilas, ignorantes ante la ola de sentimientos que está en mi interior.

Me quedo callada, sintiendo un nudo en el estómago. La imagen de Evan, iluminado por el sol, no se borra de mi mente. Una parte de mí se siente aliviada de estar lejos del bullicio, mientras que otra anhela la compañía.

— Claire, ¿estás bien? —me pregunta Lucy al notar mi silencio.

Asiento, pero no me siento bien. Me siento confusa. Lucy asiente dudosa, pero sale de la habitación.

—¿Segura que estás bien? — pregunta Sophie — No te ves muy bien.

Decido abrirme con ella. — ¿puedo hablar contigo un momento? —le digo en un tono más bajo. Ella me mira, su expresión cambia a intriga.

— ¿Qué pasa? —pregunta Sophie, inquieta.

Bajo la voz, sintiendo que el peso de mis palabras es abrumador. — Creo que... Creo que... estoy... — suspiro sintiendo como mis pulmones vuelven a llenarse de aire — creo que estoy enamorada de Evan.

La reacción de Sophie es inmediata; sus ojos se abren en sorpresa. — Esto... ¿Es en serio?

Asiento, sintiendo que el nudo en mi pecho se hace más apretado. — Pero no quiero estarlo. No debería estarlo. Es complicado... No puedo arruinar nuestra amistad.

Sophie frunce el ceño, asimilando la información. — Pero... No puedes controlar tus sentimientos, Claire.

Me echo hacia atrás, sintiendo el peso de la conversación. — Lo sé, pero no quiero que mis sentimientos se interpongan entre todos nosotros. No quiero hacerle daño.

Sophie me observa, como si estuviera evaluando mis palabras. — Claire, lo más importante es ser honesta contigo misma. No puedes evitar lo que sientes. Tal vez deberías hablar con él.

El silencio se instala entre nosotras, y la idea me aterra. ¿Qué pasaría si le hablo y él no siente lo mismo?

— No puedo —respondo finalmente, con un susurro. — No estoy lista para eso. No quiero estarlo, Sophie.

Sophie me abraza, y en ese momento, me siento un poco más ligera. Sé que de ahora en adelante las cosas no serán fáciles, pero compartir mis sentimientos con una amiga, me da una pizca de alivio.

La noche avanza y el silencio se llena de promesas no dichas, mientras las estrellas bailan en el cielo, ajenas a mis luchas internas.

Mierda.