En un mundo donde los alfas dominan, Yoongi, un alfa, enfrenta la pérdida devastadora de su pareja tras el nacimiento de su cachorro. Sumido en el dolor y la desesperación, se encuentra en el hospital, donde su pequeño recibe cuidados en la unidad d...
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Yoongi se sentía abrumado por la noticia y la agonía de su lobo lo estaba matando desde adentro. El vacío que su corazón estaba experimentando era insoportable y le dificultaba la respiración. El pitido de la incubadora lo sacaba de su nubla de tristeza y de la depresión que amenazaba con arrastrarlo. Estaba consciente de que no estaba solo y que ahora debía velar solo por el bienestar de su cachorro.
Aún no había tenido la oportunidad de verlo, y sus primeras interacciones se habían limitado a ser solo a través del cristal. Su lobo pedía a gritos tenerlo con él, poder cargarlo entre sus brazos para hacerle sentir el amor que había sentido desde el momento en que se enteró que venía en camino. Recordaba la felicidad que lo irradiaba y la desesperada necesidad que tenía por proveer lo suficiente para tener cómoda a su pequeña familia. Siendo que ahora su familia solo constaba de su cachorro y él.
Al estar tan afligido en sus pensamientos no se percató de que su amargo aroma abrumaba al omega que estaba en la entrada del área, buscándolo con la mirada.
-¿Señor Min? -lo llamó suavemente.
El suave aroma a lavanda lo sacó de sus pensamientos antes que la voz del enfermero, que lo observaba fijamente.
-¿Si? ¿Sucedió algo con mi cachorro? ¿Todo está bien? -comenzó a preguntar desesperadamente en busca de respuestas inmediatas.
Un asentimiento acompañado de una pequeña sonrisa fue lo que recibió primero de parte del enfermero.
-Todo está bien con el cachorro. Lo llamé para saber si le gustaría pasar a verlo. En casos como estos, cuando los cachorros nacen prematuros es recomendable que los padres pasen la mayor parte del tiempo con ellos para que sigan creando esa conexión familiar y así el cachorro los pueda sentir cerca de él. De esa manera no se sentirá sólo y tendrá mayores esperanzas de salir de la situación en la que se encuentra -explicó detalladamente y se quedó en silencio por algunos segundos, buscando las palabras correctas para continuar- sé que está atravesando por un duro momento, pero le pido que no tome distancia de él y que esté consciente de que él no tiene la culpa de nada.
-¿Que le hizo pensar que quiero tomar distancia? -preguntó en voz baja, casi inaudible.
-Porque existen casos similares al suyo, dónde los padres culpan a los cachorros por la pérdida de su pareja y toman distancia de ellos. Por eso me atreví a preguntarle, ya que no se como se siente usted y su lobo. Pero puedo asegurarle que ver a su cachorro hará que tanto él como usted mejoren -terminó de decir con una mirada de disculpa al haber sido muy directo.
El alfa comprendió sus palabras y en lugar de sentirse ofendido o expuesto por lo sucedido, sintió tranquilidad al no tener que dar explicaciones. Además agradeció la forma sutil en la que el enfermero abordó la razón de su pregunta, ya se podía imaginar los casos por los que pudo haber pasado.
