Secret's out. (Nate Archibald y tú) Gossip Girl.

Capitulo 42.

—T/N, necesitamos que redactes un escrito para poder embargar las casas construidas de manera ilegal en el borde del puente que nos une con Brooklyn.

—Bien, estoy en esto.

Pase media mañana en lo que me pidieron en el trabajo, ya pudimos volver, solo fue un problema de la plomería. Y me dediqué a buscar las escrituras de las industrias Bass.

—Hey, pensé que podía llevarte a comer.

Mire mi teléfono.

—Bien, eso suena totalmente increíble.

Tome mi bolso y puse mi abrigo sobre mis hombros, camine tomada de la mano de Nate, llegamos a su auto y nos llevó al Hervé, mi restaurante favorito.

—Espera, ¿Sage es la hija de Steven? ¿El novio de Serena?

—Si... El, digamos que me golpeó anoche en la fiesta porque pensó que estaba saliendo con su hija.

Dejé de comer y me detuve a mirarlo seria.

—¿Qué? ¿Por qué pensó eso?

—Ella tiene que haberle dicho eso, no lo sé pero ayer le dejé bien en claro que yo estaba contigo y que no era un asalta cunas.

—Bien, cuando vea a esa mocosa arreglaremos la situación, ¿sabes el lío en que podrías meterte? No es legal.

—Creo que sí lo es.

—¿acaso lo googleaste? ¿Por qué quieres saber eso?—enarqué una ceja.

—En caso de que esa loca niña haga alguna estupidez.

—Dios santo, esa niña está en secundaria. Nate nosotros tenemos mínimo seis años más que ella. No es correcto.

—Lo sé, es por eso que quiero que saques el anillo del cajón y lo uses en el dedo, no quiero a otra chica.

—¿seguro? Todos van a saber qué hemos estado comprometidos por unos meses y que no le dijimos a nadie.

—Si, es exactamente lo que quiero.

—Bien, usaré mi anillo la próxima vez que nos veamos.

—Idealmente cuando Sage esté, lo vas a presumir mucho para que no vuelva a inventar esas cosas.

—Bien, con gusto.

—Ah, Blair me pidió que te dijera que Yuki está haciéndole la vida imposible.

—¿quién es Yuki?—pregunté confundida—. El único Yuki que conozco es Yuki Tsunoda y es el piloto de la fórmula uno. Es agradable, aunque no me gustaría ser el mecánico con el que habla cuando está compitiendo, sabe muchas malas palabras.

—Creo que es la chica del Constance.

—Eh, no sé. No recuerdo a nadie que no sea mi familia o amigos.

—En fin ¿usarás el anillo?

—Claro que sí, sé que fue mi decisión guardarlo pero ahora lo usaré sagrada mente en mi dedo.

Tomó mi mano derecha y acariciaba el dedo anular suavemente.

—No encuentro la hora de que el anillo pase a tu mano izquierda.

—Tradiciones son tradiciones.

Salimos del restaurante y dimos un paseo por central Park.

—Nate, quiero tener un gatito.

—Oh, entonces puedes tener un gatito.

—Pero sé que no te gustan mucho.

—¿y? Es un pequeño sacrificio si vas a ser feliz.