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El bar era hermoso y elegante, y Louis se sentía fuera de lugar allí. Harry le dejó elegir las bebidas de ambos y ahora se arrepentía de su elección. Tenía mal sabor y le ardía en la boca del estómago.

-¿Quieres comer algo?-preguntó Harry.

-No, estoy bien, gracias -dijo Louis. Pero su estómago tenía otras ideas en ese momento, haciéndole saber a todos los que estaban cerca que realmente quería comer algo.

Harry arrugó la nariz. -No quiero hacerte sentir incómodo, pero escuché claramente cómo gruñía tu estómago.

-Oh, Dios, gracias por no querer hacerme sentir incómodo pero al mismo tiempo hacerme sentir incómodo -dijo Louis rotundamente.

Harry soltó una risa gutural que hizo sonreír a Louis. Rápidamente se dio cuenta de que le encantaba ver a Harry feliz tanto como le encantaba su aroma. Louis inhaló profundamente como reacción a sus pensamientos y no encontró... nada.

Harry olía a colonia limpia y cara, pero no había rastro de ninguno de los aromas que tanto fascinaban a Louis.

-¿Qué pasa? Te ves un poco enfermo -preguntó Harry con el ceño fruncido. Louis intentó olerlo discretamente de nuevo para ver si podía encontrar algo, pero se encontró de nuevo sin resultados. -¿Estás tratando de olerme? -preguntó Harry con un leve destello de interés en sus ojos. O podría haber sido desconfianza. Louis estaba demasiado confundido para concentrarse en eso.

-¿Por qué no puedo olerte? -preguntó Louis sin rodeos.

-¿Perdón? -Harry le frunció el ceño.

-No puedo encontrar ningún aroma en ti, solo perfume. -Louis no era estúpido. Sabía que no debía hacer esas preguntas. Eran privadas. Louis no tenía derecho. Sin embargo, allí estaba, preguntándolas de todos modos.

-Probablemente por la misma razón por la que no puedo olerte -respondió Harry sin tono-. Supresores.

-No, pero pude olerte la otra mañana. Te olí -dijo Louis confundido. No imaginaba el aroma de Harry. Deseaba haberlo hecho, pero el olor estaba tan arraigado en él que no había forma de que pudiera haberlo imaginado.

-Debes estar confundido, tal vez oliste a otra persona. Tu escuela estaba llena de olores -dijo Harry con un dejo de advertencia en su voz-. Fue muy molesto, me dolió la cabeza toda la tarde después de eso.

Louis era consciente de ello. De que la mayoría de la gente -no solo en su universidad, sino en todas partes- no tomaba sus supresores para poder atraer a sus parejas con más facilidad. Estaba acostumbrado a esos olores. Estaba acostumbrado al cambio de tono cada vez que sus emociones cambiaban. Estaba acostumbrado a ignorarlos a todos.

No estaba acostumbrado a ansiarlos.

-¿Por qué los tomas? -preguntó Louis. Después de ver la mirada confusa en el rostro de Harry, aclaró-: Los supresores. Quiero decir. No los necesitas.

-Entonces, ¿se supone que debo pasar toda mi vida oliendo sensaciones no deseadas? -Harry claramente estaba luchando por mantener la burla fuera de su voz-. ¿Sabes lo invasivo que es todo eso? Ser capaz de saber cómo se siente una persona con solo un simple olor es arcaico e innecesario. -Sonaba disgustado, ofendido-. Se supone que los olores son algo personal, no algo que puedas usar para controlar a otras personas.

Como omega, Louis podía entender lo que Harry quería decir. Durante décadas, los omegas tuvieron que soportar ser manipulados para someterse a alfas al azar, no porque sus "instintos" así lo exigieran, sino porque hace siglos, lo que el aroma de un alfa exigía, había que dárselo.

Después de muchos años de luchas y protestas, se crearon los supresores. Gracias a ellos, los omegas no solo podían ocultar su objetivo, sino que podían evitar por completo los cambios de humor.

hit me with your sweet love | traducción Donde viven las historias. Descúbrelo ahora