Si ella era su droga, con gusto la consumiría por el resto de su vida.

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𝐏𝐀𝐓𝐑𝐈𝐂𝐈𝐀 𝐏𝐎𝐕

Patricia había cometido un error.

Vale, más de uno. Pero curiosamente, el más garrafal no fue besar (y hacerle el amor) a su médico... varias veces. Fue volver a su casa con la sudadera aún puesta.

El plan había sido desenredar a Néstor de su vida a partir de esa noche. Por algo se había despedido. Pero ahora tenía una prenda que olía a él en su habitación y tendría que devolvérsela, lo que significaba volver a verlo.

(Había considerado pedirle a Emilio, o incluso a Biel, que se la entregara en su lugar, pero ambos harían preguntas y estaba bastante segura de que ni Néstor ni ella querían que nadie supiera nada de aquella noche).

(Diablos, incluso había pensado en entregarle la sudadera a uno de los conductores con una dirección y un nombre y dejar que Néstor se encargara de auto explicarse las razones, pero todo el asunto parecía más rebuscado de lo necesario).

Quizá reunirse con él para devolverle la sudadera no sería tan complicado si no hubiera ocurrido lo que pasó en su fiesta de cumpleaños. Pero así fue. Y durante todo el día, y ahora por la noche -quizá sobre todo porque era de noche y había silencio y estaba sola-, Patricia no podía dejar de pensar en ello.

Tenía que darle el regalo y marcharse. Darle el frasco como agradecimiento por su apoyo, una especie de «regalo de despedida», y marcharse. Pero no lo hizo, y el resto de la noche terminó de una manera que ella no podría haber previsto.

Y eso fue culpa suya. Claro, Patricia podía admitir que había ido a la fiesta de cumpleaños de Néstor sabiendo que era una mala idea y que iba en contra de la distancia que intentaba mantener. Pero cuando Biel le dijo en secreto donde y cuando sería, nunca se habría imaginado... que eso pasaría.

¿Por qué la besó?

¿Por qué le devolvió el beso?

Patricia se levantó de la cama y empezó a dar vueltas.

Néstor la abandonó después de enterarse de lo de Jaume, se recordó a sí misma. Ni siquiera la escuchó cuando intentó explicarle la situación. Prácticamente le escupió en la cara. No era más que otro de los insufribles bonachones del hospital y el sindicalista más terco que había conocido.

Pero también estuvo a su lado cuando nadie más lo estuvo. Estuvo a su lado cuando se sintió más sola que nunca. La abrazó cuando lloraba. La besó tan bien que se olvidó de sus problemas. Tan bien que, por un momento, se sintió querida. Cuidada.

Aún podía ver sus ojos en el fondo de su mente, clavados en los suyos. Su pecho agitándose cerca del suyo por la falta de aire. Su voz entrecortada. Las palabras respirando contra su boca. 

"Patricia, yo..."

¿Qué iba a decir?

La verdad era que, por mucho que quisiera saberlo, también lo temía. Esa era la razón por la que no se había quedado el tiempo suficiente para averiguarlo.

Néstor ya la había roto una vez. Podría volver a hacerlo. No podía permitirlo.

Patricia se sentó en el borde de la cama y miró la bolsa de papel que tenía bajo la mesa, en la que guardaba la sudadera incriminatoria. Tenía que devolverla. Si no lo hacía, nunca podría cortar definitivamente con todo lo que tuviera que ver con él.

Deberíamos ser más valientes, ¿no? || Patricia y Néstor (One Shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora