12-Ghost

6 2 0
                                    

Era una mañana tranquila en el hospital cuando el monitor de Thietmar dejó de pitar tras varias semanas de constante ruido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Era una mañana tranquila en el hospital cuando el monitor de Thietmar dejó de pitar tras varias semanas de constante ruido. 

Él hubiera agradecido la paz si no fuera por lo que esta implicaba. 

Todo a su alrededor se volvió borroso en cuanto pasaron unos segundos. Pudo distinguir a varias personas vestidas de blanco dirigirse a él. Médicos. Se movían como estelas a su alrededor, moviendo sus miembros en un vals frenético para salvarle la vida que él ya debería de haber perdido hace años. 

Escuchaba los gritos y golpes de la sala, demasiado lejanos para su oído como para no ser más que un simple barullo enfermizo, taladrando en su cerebro.

Ya podía sentirlo, la muerte viniendo a él. Ya la había visto a diario entre las trincheras de la guerra. Había amenazado con atraparle y hacerlo desaparecer como un héroe de batalla. Pero Thietmar decidió huir en cuanto la vió.

Ahora moriría como un cobarde en una cama de hospital. 

Pero de repente se hizo el silencio y se sintió ingrávido. Cogió aire y se aferró a sus sábanas, pero sus manos la atravesaron. Intentó gritar, pero ninguna palabra salió de su boca más que un simple balbuceo. 

¿Eso era lo que se sentía al morir? ¿Era eso lo que le esperaba durante la eternidad?

Se agitó, sintiendo cómo sentía su cuerpo se entumecía y perdía la sensibilidad poco a poco. Ya no podía hacer nada para evitar a lo que todo el mundo se enfrentaba. Ahora sólo le quedaba disfrutar de la luz pura de la mañana que entraba por la ventana de la habitación, cada vez sus objetos más borrosos. 

-Tu hora ha llegado. -Un susurro ronco sonó desde la izquierda de Thietmar, una voz que le hizo estremecerse y sentir un frío calando en lo profundo de su espíritu. 

El anciano tuvo que obligarse a girar la cabeza para ver quién era. Las manos le temblaban y su corazón casi explotaba por el miedo que caló en lo profundo. ¿Por qué miedo? Él no lo sabía, pero era la única emoción que podía sentir.

¿Eso era la muerte? ¿Miedo?

Dejó que su mirada vagara hacia esa voz y lo vió. Una masa negra rojiza se acercaba poco a poco hacia él, inundando en su ser todo lo que rozaba al pasar por la habitación, incluso la luz. 

Pero del centro salían dos ojos de alabastro marrón que lo observaban fijamente mientras avanzaba para comérselo a él también. Esa sonrisa manchada haciéndose más grande a cada paso y esos cuernos creciendo más y más, enredándose entre sí hasta afilarse como dagas viscosas de crueldad. 

No. Eso no podía ser posible.

Él no iba a ir al infierno. Lo había hecho lo mejor que había podido, ¿verdad?

Su corazón le respondió, cambiando el miedo por culpa, quebrándole el corazón que ya no latía. Se había podrido hace mucho tiempo, antes incluso de que se hubiera ido a la guerra. Eso sólo había empeorado por los años. 

Writetober: Mythical VersionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora