POTENCIAS ──── [countryhumans]

Capitulo 2

【EUA & PERÚ】

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[EUA]

Los latinos siempre han tenido su encanto. Nadie lo niega, pero tampoco lo comentan abiertamente; es como decirle a un cerdo que es delicioso: solo unos pocos lo hacen, y resulta vergonzoso escucharlos. Por eso, normalmente los pasan por alto.

Incluso cuando llegaron al hotel, donde solo se alojaban naciones, y entraron con su típico alboroto, algunos simplemente los ignoraron.

Excepto EUA, quien les dirigió una mirada en cuanto llegaron, hablando y gritando. Frunció el ceño al verlos tan escandalosos. Aunque solían comportarse un poco mejor en lugares más formales, una vez que llegaban a donde no había cámaras ni reporteros, sacaban a relucir todo su carisma latino.

Eran... complicados. De repente, su atención se centró en su hermano menor, quien estaba a punto de irse.

—¿A dónde vas? —le preguntó EUA, mirándolo con severidad.

—¿Hm? Voy a comer con Japón y Ucrania. ¿Quieres que te traiga algo? —respondió el canadiense con su habitual amabilidad.

—¿Y por qué mejor no me invitas a acompañarlos? —replicó EUA, cruzando los brazos.

Canadá desvió la mirada, incómodo, pues cada vez que invitaba a su hermano, las cosas se volvían algo tensas.

—Es que... no les he preguntado si puedes venir, y tal vez ya hicieron reservación. Además, no quiero ser grosero trayendo a alguien de repente... —Canadá comenzó a divagar, nervioso, mientras jugaba con sus manos. EUA puso los ojos en blanco y suspiró.

—Está bien, Canadá, vete. No lo decía en serio, ya sabes que odio estar en la misma mesa que la lamebotas de Ucrania —dijo, volviendo su atención al teléfono.

Canadá frunció el ceño. Odiaba que su hermano se refiriera así a su novia, pero prefería evitar una discusión, ya que luego su hermano se ponía a llorar.

—Veré qué te traigo de cenar —dijo Canadá con un suspiro, tratando de ocultar su frustración.

EUA simplemente observó cómo se alejaba y suspiró. No le importaba.

Ajustándose las gafas, se dirigió a su habitación. Normalmente se quedaría en el vestíbulo con las otras naciones, quizás planeando salir con algún país importante, pero esta vez no tenía ganas, así que decidió subir a su cuarto.

Intentó tomar el ascensor, pero antes de entrar, varios latinos lo empujaron a un lado.

—¡Hey! ¡Fíjense por dónde van! —exclamó molesto.

—Lo siento, gringo, es una emergencia. El próximo ascensor es el tuyo —dijo una mexicana con una sonrisa burlona, mientras Argentina reía detrás.