POTENCIAS ──── [countryhumans]

Capitulo 6

【EUA & PERÚ】

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Abigail, la encargada del documental, se acercó a Perú, ofreciéndole una botella de agua y un pequeño paquete de galletas. La mirada de la peruana lo decía todo: recordar aquella noche la estaba desgastando. Era evidente que el peso de esos recuerdos la agobiaba. Abigail lo notó, y sin querer presionarla, le habló con suavidad.

—Si prefieres detenernos, no hay problema —le ofreció la periodista, tomando asiento de nuevo. Pero Perú esbozó una pequeña sonrisa que no llegó a sus ojos y negó con la cabeza.

—No, estoy bien. Sigamos —dijo, aunque su voz, quebrada por el pasado, no sonaba del todo convincente.

[...]

Perú fue la primera en despertar. Un agudo zumbido perforaba sus oídos, como si el mismo temblor aún retumbara dentro de ella. Abrió los ojos con dificultad, sintiendo cómo el dolor en su cabeza latía con fuerza. Se quedó sentada, respirando despacio, esperando que la agonía y la confusión se disiparan.

El lugar estaba sumido en sombras, pero después de un par de parpadeos, sus ojos comenzaron a adaptarse a la penumbra. El caos a su alrededor la golpeó como una bofetada. Los escombros la rodeaban, y el aire estaba cargado de polvo. Miró rápidamente su cuerpo, buscando heridas graves, pero aparte de algunas cortaduras y rasguños, parecía estar físicamente ilesa. Sin embargo, sabía que el verdadero daño podría estar escondido en su interior.

Fue entonces cuando se dio cuenta de que su mano seguía entrelazada con la de Estados Unidos. Como si, incluso, él hubiera decidido no soltarla.

Con delicadeza, Perú retiró su mano, observándolo con el corazón en un puño. Se acercó al estadounidense, sintiendo una mezcla de miedo y alivio al comprobar que, al menos superficialmente, parecía estar bien. Con cuidado, levantó un poco la camiseta de EUA para verificar que no hubiera heridas ocultas.

—¿Qué haces? —murmuró el estadounidense, su voz ronca al despertarse. Su cuerpo todavía estaba aturdido por el impacto.

Perú retrocedió de inmediato, sorprendida y avergonzada.

—¡No es lo que parece! —dijo apresuradamente, sus mejillas encendiéndose. —Solo quería asegurarme de que no estuvieras herido.

EUA la miró en silencio, sus ojos todavía desenfocados por el golpe y el agotamiento. Lentamente, se sentó, llevándose una mano a la cabeza, y observó a su alrededor. La oscuridad y el peso del lugar comenzaban a asfixiarlo. Todo estaba colapsado; estaban atrapados bajo toneladas de escombros.