Capitulo 7

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【Chile & Alemania】

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Chile & Alemania

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Chile despertó en medio de la oscuridad, con una conciencia que regresaba a ella en oleadas lentas, pero implacables. El zumbido agudo en sus oídos y la presión en su pecho eran señales familiares. Había pasado por esto antes. Los terremotos eran parte de, pero nunca dejaban de ser aterradores, sobre todo cuando te encontrabas bajo montones de escombros, con el aire enrarecido y el espacio tan reducido que ni siquiera podías incorporarte.

Respiró hondo, sintiendo el polvo invadir sus pulmones. Cada inhalación era pesada, pero controlada. "Mantente calmada", se recordó a sí misma. Lentamente, sus ojos comenzaron a acostumbrarse a la penumbra, revelando una imagen desoladora: cuerpos inmóviles de otras naciones estaban repartidos a su alrededor. Los escombros los cubrían en parte, dejándolos atrapados en un caos que parecía eterno.

Chile sacudió la cabeza, tratando de despejar los pensamientos de impotencia. No podía permitirse sentir pánico. Sus ojos se posaron en una figura cercana: Alemania. Con el corazón acelerado, gateó hacia él, sintiendo el frío y el polvo bajo sus manos.

-Alemania, despierta -susurró con urgencia, agarrando su camiseta con ambas manos y sacudiéndolo con fuerza. Su voz era baja, apenas un susurro, porque no quería provocar el despertar de las otras naciones atrapadas, ni el sonido angustiante de los gritos que probablemente estallarían si lo hacían.

Al principio, el alemán no respondió. Pero Chile persistió, sus manos temblando con una mezcla de ansiedad y determinación. Finalmente, Alemania se movió, sus ojos entreabiertos, desorientados.

-¡No! -gritó él, pero el sonido fue rápidamente silenciado cuando Chile cubrió su boca con su mano firme.

-Shh... -dijo con seriedad-. Vas a despertar a los demás. No queremos eso.

Los ojos de Alemania, todavía borrosos y sin gafas, comenzaron a enfocarse. Lentamente, comprendió la gravedad de la situación al observar el lugar estrecho que los rodeaba. Todo era claustrofóbico, opresivo.

-¿Estamos atrapados? -murmuró, su voz rota por el miedo que se estaba filtrando en él.

-Sí... parece que sí -respondió Chile, su propia voz más fuerte de lo que se sentía por dentro.

De repente, Alemania trató de levantarse, pero la presión de los escombros sobre él era abrumadora. No había suficiente espacio para moverse con libertad. Sus piernas estaban atrapadas, y cada intento por liberarse solo aumentaba su desesperación. La respiración del alemán se volvió irregular, como si de repente el aire se hubiera vuelto irrespirable.

-No... no puedo moverme. ¡No puedo moverme! -gritó, su tono subiendo de nivel mientras el pánico tomaba control.

Chile se inclinó rápidamente hacia él, presionando una mano sobre su pecho para calmarlo, sintiendo los latidos desbocados bajo su piel. Su toque era firme, pero lleno de una compasión que intentaba transmitir a través de sus ojos.

-Escúchame -le dijo con una calma que apenas podía mantener-. Vamos a salir de aquí, pero necesito que respires. Solo respira. No es la primera vez que me pasa algo así... sé lo que estoy haciendo. Pero necesito que estés conmigo, ¿de acuerdo?

Alemania la miró, sus ojos llenos de temor y confusión. El toque de la chilena, cálido y seguro, comenzó a calmarlo poco a poco. Sintió su mano firme contra su pecho, y en ese momento, decidió confiar en ella. Tomó una respiración profunda, siguiendo sus instrucciones, y después asintió lentamente.

-Bien. -La chilena retiró su mano con suavidad-. Ahora, espera aquí. Voy a buscar una salida.

Sin perder tiempo, Chile miró a su alrededor, analizando los escombros con la precisión de alguien que ya había vivido este tipo de desastres. Había aprendido a mantener la calma, a usar su experiencia para sobrevivir. Con movimientos precisos y cuidadosos, comenzó a remover pequeñas piezas de escombro, asegurándose de que no colapsaran sobre ellos.

-Ale -susurró emocionada-. Creo que encontré algo...

Alemania, todavía recuperándose de su ataque de pánico, se arrastró hacia ella. El espacio era tan angosto que apenas podían moverse sin tocarse. Chile le agarró la muñeca, guiándolo hacia una pequeña apertura entre los escombros. Una suave brisa fría acarició su mano, dándoles una chispa de esperanza.

-Hay una corriente de aire... significa que hay una salida -murmuró Alemania, con una leve sonrisa de alivio.

Chile asintió, aunque no podía permitirse relajarse aún. No era el momento para celebrar, no mientras el peligro los rodeaba.

-Ven, ayúdame a mover esto, pero con cuidado... si uno de estos escombros se desploma, podríamos quedar sepultados de verdad -advirtió con una seriedad que cortaba el aire.

Alemania asintió, concentrado, mientras ambos trabajaban juntos para despejar el paso. Cada piedra que movían revelaba un poco más de lo que podría ser su escape, hasta que un estrecho túnel se formó ante ellos, oscuro y amenazante.

Chile se giró hacia él, sus ojos brillando con determinación.

-¿Eres claustrofóbico?

-No... creo -respondió Alemania, su voz baja, pero llena de incertidumbre.

-Bueno, esperemos que no. Yo iré primero. Sígueme de cerca.

El alemán asintió, observando a la chilena mientras se arrastraba por el túnel. Cada movimiento de Chile estaba calculado, su cuerpo encajando perfectamente en el diminuto espacio. Alemania la siguió con el corazón palpitante en su pecho, esperando con cada fibra de su ser que este no fuera otro camino sin salida.

 Alemania la siguió con el corazón palpitante en su pecho, esperando con cada fibra de su ser que este no fuera otro camino sin salida

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⏰ Última actualización: Oct 19 ⏰

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