03. Here again

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CAPITULO TRES
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¿Qué soy realmente?

Esa pregunta floto en mi cabeza, pero no le encontré respuestas. Fui con Bonnie a su casa para acompañarla, Damon se quedo en su casa.

Cuando regresamos entramos a la casa, y escuchamos música venir... Entramos a la cocina y lo vemos a Damon cocinar y bailar mientras bebía de una botella.

—Oh, por Dios. Esto no puede ser posible —me giro para mirar a Bonnie—, ya le afecto la soledad, no debímos dejarlo solo.

Bonnie se ríe bajito.

Él levanto la mirada y me miró.

—¡Escuché eso!

—¿Cómo puedes estar bailando así? Te ves feliz y no estamos en el lugar perfecto para sentirse así de alegres —me cruzo de brazos.

—Lo sé, pero, para mejorar un poco el ambiente —se sigue moviendo mientras cocinaba y tarareaba aquella canción que sonaba.

—No sabía que cocinabas —dijo Bonnie, sorprendida.

—Nos salió vampiro, ahora chef y resulta que baila —comento evitando reír—. ¿Acaso vuelas?

—No lo sé —me ignoró lo que dije y le respondió a Bonnie—. ¿Descansaste? Yo nada, y mi colchón del 94 estaba muy duro.

Suspiro y saco mi teléfono de mi bolsillo, parece que fue lo único que tengo de los vivos. Ya revisé como dos horas seguidas el último mensaje de voz, que era de mi tía Jane. La extraño demasiado.

La voz de Damon me trae devuelta a la realidad.

—¿Qué tienes ahí? —le señalo el oso que traía Bonnie.

Bonnie mira su oso y lo abraza.

—Ah, abracitos, lo perdí cuando tenía nueve años —comenta, abarazando su osito—, pero anoche fui a mi casa y ahí estaba. También encontré esto en casa de mi abuela —mostro un grimolio—, su viejo grimolio.

Damon se aleja de la cocina.

—Bueno yo encontré esto, lo bebí el año pasado cuando Ric murió —dijo con la botella en su mano, y se acerca a la radio para cambiar de disco.

—Entonces, estamos en otro paronama y en otro tiempo o algo —habló, Bonnie—. Todo lo que existía en 1994, aun existe.

Damon agarra un cd. —Para bien o para mal —se gira para ponerlo en aquella radio y quitarle la pausa.

La canción empezó a sonar, pero yo rápidamente le puse pausa.

Bonnie volvió hablar.

—Escucha hubo un tiempo cuando no pude hacer magia, este grimolio me enseñó mucho, tal vez lo vuelva hacer.

Veo que Damon le quita la pausa a la radio y mira a Bonnie.

—Si aun eres una bruja, que con nuestra suerte tus habilidades no sean el caso —pasa por su lado.

Bonnie me miró, y yo no dije nada.

—Un poco de apoyo, te mataría —habló, Bonnie.

—Estoy consciente que estamos en otra dimensión temporal de otro mundo, da igual —dijo él, regresando a la cocina—. Has pensado un segundo que tal vez eres tú la que reacciona con negatividad a mi negatividad natural, mhm.

Me muerdo el labio inferior, metida en mis pensamientos.

—Eres ridículo —le dice, Bonnie.

—No. —saca los pancakes y los pone en el plato—. Soy coherente.

Nos pasa dos pancakes dejándolo frente a nosotras en los platos.

—Comance eso —nos dijo, serio.

—¿No hay cereal? —le pregunto.

—No —se gira y agarra el periódico, para después tirarlo en la isla de la cocina mirando a Bonnie—. Te deje el crusigrama.

Bonnie lo miró seria y entre abre sus labios.

—Oh, Dios, gracias —agarra el periódico—. Desayuno con mi persona menos favorita y un crusigrama del 94 —sonrió forzadamente.

Ella se sienta en el taburete frente a la isla y mira el periódico.

—De acuerdo.

Yo agarro mi plato y le hecho miel, para después cortar un pedazo con ayuda del tenedor, pinchar y llevarme el pedazo a mi boca. Masticando lentamente con mi semblante serio, debo admitir que esta delicioso el pancakes.

—Palabras de siete letras, para... —balbucea Bonnie viendo el periódico.

En eso se nota la oscuridad otra vez, y nos quedamos en silencio los tres. Miramos hacia el techo que tenía un cristal con vista al cielo, donde vemos otra vez ese eclipse.

—Tiene que ser una broma —murmuró serio, Damon.

—¿Qué carajos? —digo en voz baja, sin dejar de mirar el cielo.

—Bonnie, mira la fecha del periódico —le dice Damon.

Me giro para mirar a Bonnie.

—Dice 10 de mayo —nos miró—, del 94. Es el mismo día que ayer.

Nosotros dos nos quedamos en silencio.

—Vivimos el mismo día, otra vez —continuó ella.

Suspiro, pensativa.

—Y eso lo demuestra —habló, Damon—, es el infierno.

Arrugo mis labios, sin decir nada. Bonnie también sigue en silencio.

—Mi propio infierno hecho a la medida y están en el conmigo —añadió, él—. Hasta el fondo —y bebe otro trago de la botella.

—Genial, y yo que pensaba que era suficiente convivir con él —murmuro, seria.

—Gracias por el halago, pequeña Saltzman —contestó él con sarcasmo.

Rode los ojos y no le lreste atención.

Cold heart [Kai Parker] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora