Cold heart [Kai Parker]

08. I like someone I should hate

CAPITULO OCHO
ME GUSTA ALGUIEN A QUIEN DEBERÍA ODIAR

| No importa, porque si caes, yo caigo contigo y sino puedes levantarte yo te ayudaré |

OTRO DÍA. Estaba buscando por toda la sala mi cuaderno de dibujo, lo había perdido ayer y no lo encuentro. Aquella sala estaba patas para arriba. ¿En dónde esta?

—¿Y este desorden? —preguntó una voz masculina.

No me di la vuelta para ver quien era, pero por su voz supe que era Kai. Sigo buscando el cuaderno por la estantería de libros, tumbando unos cuantos libros al suelo.

Me doy la vuelta y miré todo el desorden que había hecho, solo por un tonto cuaderno. Tal vez se aburrió de mi y se fue, como todo lo que quiero.

—¿De casualidad buscas esto? —me giro para ver a Kai, quien sostenía en sus manos el cuaderno.

—Sí. ¿Dónde estaba?

—Lo agarré, cuando te deje inconsciente —suspira—. En fin, aquí tienes.

Me acerco y le quito el cuaderno, revisando que fuera ese.

—Dibujas muy bien —comentó él.

—Gracias, supongo —le digo, seria.

Él sonríe forzadamente y se acerca más a mí, hasta estar prácticamente dos metros de distancia de su rostro y tuve que levantar mi mirada para poder mirarlo, ya que era más alto que yo. Otra vez ese cosquilleo en mi estómago, bajo la mirada y me quedo mirando sus labios. No, no, levanto la mirada encontrandome con sus ojos azules. Nuestras miradas se chocan.

—Si, gracias —rompí el silencio, nerviosa. Me hago a un lado para pasar por su lado y estar lista para ir y salir de aquí, pero cuando paso por su lado él dice algo.

—¿Lo sientes verdad?

Me detengo y me giro para mirarlo.

—¿Qué?

Él se gira para mirarme.

—¿Lo sientes?

Me quedé en silencio, no sabía que hacer o decir. No quería admitirlo, no todavía o tal vez no podía.

No me di de cuenta y ahora estaba frente a mí.

—No te enamores, por favor —dijo muy serio—. No soy bueno y no lo seré, así que por favor, no te enamores.

—¿Por qué?

Él mira a otro lado, sin responderme.

—No. Dime, ¿por qué no quieres que lo haga? ¿A qué le temes tanto? —le cuestionó, sin apartar la mirada de él.