Cold heart [Kai Parker]

11. I'm falling in love with you

CAPITULO ONCE
ME ESTOY ENAMORANDO DE TI

Salgo de la cocina con un pote de helado en mi mano ni siquiera he desayunado bien. Estaba tratando de arreglar ese ascendente, pero me di por vencida y lo deje, claro entre a la sala y Kai estaba en el sofá cerca de la mesita reparando el ascendente. No lo termine y además sucedieron cosas de las que no sé si quiero recordar.

Aun así no deja de haber cierta tensión entre nosotros. Somos solo nosotros aquí, necesito salir de aquí.

—Vas por el tercer helado que te comes —rompió el silencio, él.

—Tengo ansiedad. —Él levanta la mirada mirándome y yo me llevo otra cucharada de helado a mi boca.

Él vuelve agachar la cabeza y sigue arreglando eso. Me siento en el sofá vacío, quedando frente a él a una distancia.

Nunca había estado tanto tiempo en silencio desde que llegué aquí con mis amigos, que ahora ya no están y yo quedé atrapada... No solo yo sino con un sociopata que quiere acabar con lo que queda de su aquelarre.

Lo miré y vi como estaba tan concentrado en arreglar el ascendente. Dejo la cuchara en el bote de helado y suspiro, no aguanto tanto silencio. Pero antes de decir algo, él me interrumpe hablando primero como si hubiera leído mi mente.

—Si vas a decir algo de lo de hace rato, no digas nada —dijo, serio—, solo paso y ya, no fue nada serio.

Entre abrí mis labios sorprendida de que dijera eso, pero ¿por qué me sorprendía? Ya tenía que saber que esto pasaría, ¿y me dolió? Si...

—¿Qué? —solté, seria—, ¿solo fue por diversión?

Él suspira y deja de arreglar el ascendente, para mirarme con su semblante serio y frío.

—La verdad si, ¿y si quieres hablar de eso para saber si estamos bien? —ladea la cabeza a un lado—, estamos bien.

Fruncí el ceño.

—Ahora, no tengo idea de porque el ascendente quedo en pedazos, pero hay que componerlo —cambió de tema—, antes del eclipse del 28 de diciembre.

Me volví a comer otra cucharada de helado en silencio.

—Intentaste de arreglarlo, pero no pudistes —comentó él, serio—. Así que tu ayuda no me sirve.

Apreté mis labios en una línea, pero no dije nada.

Él agachó la cabeza hacia el ascendente destruido.

—Eres un psicópata, esta es tu prisión —rompí el silencio que empezaba a gobernar—, salve a mis amigos de ti y ahora yo estoy aquí teniendo que soportar a la última persona que no me cae bien y aparte... me acosté. —mi voz se desvaneció al decir lo último.