Capítulo 11. Carpetazo hacia una nueva vida

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Draco y Narcisa esperaban, nerviosos, en la sala de espera. Hacía mas de dos horas que Gia había despertado por fin. Mas de dos horas que los mendimagos habían entrado para revisarla, hacerle mil pruebas y mas de dos horas desde que les habían pedido que salieran de la habitación, permitiendo que solo Sirius, su guardián legal, estuviera en la habitación. Narcisa le puso una mano en la rodilla, viendo como ésta no paraba de temblarle.

- Esta bien, hijo - Draco negó, histérico.

- No estaré tranquilo hasta que no me digan que está bien - Narcisa asintió.

Dentro, Gia era un torbellino de confusión. Había despertado donde ya suponía, acompañada de Sirius y Draco, quienes ya suponía que estarían, quizá Andrómeda... Lo único que la había hecho retroceder era Narcisa, plantada y mirándola con un gesto que no supo identificar ni le dio tiempo, porque enseguida los sacaron.

- ¿Cómo te encuentras? - le preguntó la mendimaga.

- Eh... no lo sé - admitió -. Yo... ¿Qué ha pasado?

- Gia, mírame - le pidió, sentándose delante de ella -. Has tenido un estallido de magia muy fuerte - Gia se extrañó. Había consagrado los restos de su padre hacía meses, no era muy lógico tener estallidos de magia -. Cielo... no quiero asustarte pero... necesitas pasar una temporada en el hospital. Esta vez de verdad.

- Pero...

- Gia, no estas bien - le comunicó una voz a su lado. El terapeuta Mikael se acercó a ella -. Querida, has pasado por un estadio mental muy complicado. No quiero entrar en detalles pero... - ambos mendimagos se miraron y la mujer asintió -. Es preciso que seas trasladada a otra ala del hospital.

- ¿Cuál? - preguntó, mirando a la nada y creyendo saber la respuesta.

- Psiquiatría.

La respuesta, pese a que la tenía totalmente clara, cayó a plomo en su estómago como una losa.

- Yo no estoy loca - murmuró.

- Gianna, nadie ha dicho que lo estés - insistió el mendimago.

- ¿Entonces por qué me envía ahí?

- Querida, no te mandamos porque estás loca. Te mandamos allí para evitar que lo estés.

Gia agachó la cabeza, mirándose las manos. Estaban pálidas, flacuchas y con las venas marcándose exageradamente, mas incluso que durante su huida por todo el país. Entonces recordó...

- ¿Dónde están Ron y Hermione? ¿Blaise, Pansy...? - miró a todas partes, nerviosa -. ¿Dónde esta?

- ¿Quien?

- Draco. ¿Dónde esta Draco? - preguntó -. ¿Y Draco?

- Gia, tranquila - le dijo Sirius, cogiéndola de la mano -. Esta bien, esta ahí fuera con su madre.

- ¿Con su madre? - repitió. Empezó a removerse en la cama -. Sirius, ¿qué...?

- ¿Qué es lo que recuerdas, Gianna? - preguntó Sirius. Gia frunció el ceño, tratando de recordar.

- Yo... no mucho... solo recuerdo... una carta... a Lucius Malfoy y... ¿Qué ha pasado con él?

- ¿No recuerdas nada? - le preguntó el terapeuta. Gia negó. Sirius fue a abrir la boca para explicarle, pero el terapeuta le detuvo -. Dinos qué es lo último que recuerdas.

- Recuerdo estar preparando el cumpleaños de Draco - empezó -. Recuerdo vestirme, recuerdo... recuerdo vuestras caras - le dijo a Sirius -. Me mirabais... raro.

Epilogo - Hay vida después de la guerra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora